Después de algunos cambios y dudas, Marta y Sergio pudieron hacer eso que tanto anhelaban: entrelazar sus caminos para siempre.
Fue en el año 2011 cuando Marta y Sergio se conocieron gracias a una amiga en común durante la JMJ. Desde entonces, crearon un nuevo camino juntos que selló definitivamente su amor el 11 de julio de 2020.
Cabe destacar que, en un principio, la fecha de la boda estaba fijada para el 25 de abril pero, dada la grave situación sanitaria que nos acompañaba, los novios tuvieron que cambiar la fecha de su “sí, quiero” un par de veces. “La celebración es importante por compartir con los nuestros un día tan especial, pero nosotros queríamos casarnos”, nos cuenta la novia, Marta. “Solos o acompañados, en cuanto el confinamiento nos dejase nos queríamos casar. Tuvimos la enorme suerte de que la fecha nos permitió que nos pudiesen acompañar la mayoría de los invitados” y, finalmente, en julio, el amor de esta pareja reinó.
La boda de Marta y Sergio
- La novia
El vestido
Marta confió en María Baraza para su vestido de novia. Aunque inicialmente la boda era en abril, Marta quería que el look incorporara un abrigo o una chaqueta para poder quitársela en la celebración. Y, si era posible poder deshacerse también de la cola del vestido durante la fiesta, mucho mejor. Y sus sueños se hicieron realidad transformados en un vestido en crepe, a ras de suelo, con un discreto escote en la parte delantera que otorgaba todo el protagonismo al escote trasero.
La falda tenía mucho vuelo y un pliegue que salía de la cintura para marcar más verticalidad, “lo que me venía bien porque soy bajita”, explica la novia. Para la ceremonia, Marta lució un abrigo, también de crepe, con una cola de tres metros que poseía una tira en la parte central maravillosa. La manga era francesa y en el puño poseía los mismos detalles que la tira central de la espalda. A la hora de la posterior fiesta, tras el “sí, quiero”, la novia se deshizo del abrigo y lució su vestido con un par de detalles: en la cintura, una cinta fina de color azul marino, y en los hombros, unas hombreras.
Las joyas
Marta optó por no caer en los excesos y lució tan solo tres joyas, pero todas cargadas de un simbolismo que las hacía muy especiales. En primer lugar, un anillo que le regalaron cuando cumplió la mayoría de edad unos amigos joyeros de su familia. Al no poder asistir a su gran día por ser personas dentro de la edad de riesgo, la novia decidió lucir aquella alhaja orgullosa en su representación. La segunda joya era una pulsera que le regaló Sergio por su cumpleaños, tan solo unos días después de poner fecha a su gran día.
Y, por último, unos pendientes de Eme Jewels que hacían juego con su pulsera.
Las flores
Desde el ramo de la novia, pasando por el prendido del novio, hasta la decoración floral de la iglesia, se encargó Patio Floristería. Los novios tenían claro que para el lugar de la ceremonia querían mucho verde y paniculata para que diera ese toque tan especial de luz.
De la decoración de la finca se encargó el El Laurel Catering, que fusionó los elementos presentes en la naturaleza con detalles que daban un ambiente totalmente romántico mientras que, de los centros de mesa, se encargó Búcaro.
Los zapatos
Marta diseñó sus zapatos a medida en Uniqshoes. Unos zapatos con los que pudo dar el “sí, quiero” y bailar en la fiesta posterior igual de cómoda.
El maquillaje y el peinado
Una amiga de la familia fue la encargada de maquillar y peinar a Marta. Un make up muy natural que combinó con un semirrecogido precioso.
- El novio
Sergio lució dos chalecos: uno blanco para la ceremonia y otro azul para la celebración en la finca. La camisa de su gran día se la hicieron a medida en La fábrica de Camisas, mientras que los gemelos eran un regalo que le hizo Marta por su cumpleaños.
- La madrina y la madre de la novia
La madrina lució un vestido hecho a medida. Como la primera fecha del enlace era para el mes de abril, tenía un vestido bastante abrigado por lo que, cuando los novios fijaron la fecha definitiva, creó un nuevo vestido mucho más adecuado para la ocasión.
La madre de la novia también optó por un vestido a medida de Conchita Sainz. Ella también tenía un primer vestido por lo que, cuando cambiaron la boda a julio, optó por eliminar las mangas y añadió una capa de seda con cuello de pedrería para que fuera un look más de noche.
- La ceremonia
El “sí, quiero” de Marta y Sergio tuvo lugar en la iglesia San Miguel Arcángel, en Pedrezuela. Fue de lo primero que eligieron los novios, ya que para ellos ese era su gran momento. “Queríamos una iglesia sencilla, de piedra a ser posible, y Marta tenía esta fichada desde hacía años. Al ir a verla y ver la plaza de la entrada, el techo de madera, y la zona del altar también de piedra, confirmamos que era nuestra favorita”, nos cuenta Sergio.
Además, pusieron abanicos para hacer más llevadero el calor y, para garantizar la seguridad de todos sus invitados, colocaron geles y mascarillas en la entrada.
- La celebración
Finca Casa de Oficios fue el lugar que Marta y Sergio eligieron para celebrar su “sí, quiero”. Se trata de una preciosa finca situada en un enclave idílico que cuenta con unas vistas inmejorables. “Cuando la visitamos, lo tuvimos claro”, explican los novios, “era preciosa, muy del estilo de la iglesia”, en referencia al imponente edificio neoclásico del siglo XVIII que da la bienvenida a un espacio mágico.
“El trato de Lola fue impecable en todo momento. Ella lleva El Laurel, el propio catering. Nos invitaron a su GinNight para probar los aperitivos del coctel y algún postre, y con eso ya terminamos de confirmar que nos encantaba. Encima después fuimos enterándonos de amigos que han trabajado con El Laurel y nos lo recomendaban muchísimo. No pudimos acertar más”. Además, los novios tuvieron la posibilidad de trasladar la fiesta al exterior para reducir todo lo posible los riesgos y estar más cómodos.
“Gracias a Lola por ponérnoslo fácil en un momento en el que todo es mucho más complicado de lo normal, por la calma, la alegría y las ganas de hacer las cosas bien. Nos avisaba con cada fecha que se iba quedando libre sabiendo que íbamos a celebrar nuestra boda en cuanto pudiésemos”, agregan los novios.
- Las invitaciones y el regalo de invitadas
Las invitaciones las diseñó la propia novia, ya que es arquitecta. Con su padre, eligieron el papel en el que había sido siempre el trabajo de su padre y las imprimieron en la empresa de un amigo. Los nombres los escribió todos Marta a mano y Sergio, que es informático, diseñó la web de la boda con toda la información del enlace, actualizaciones sobre los cambios, datos sobre los autobuses y, por supuesto, la confirmación a su gran día.
Además de los abanicos de la iglesia, los novios hicieron un córner con todo lujo de detalles: para ellas, alpargatas de rayas para bailar cómodas y fulares. Para ellos, gemelos de diversas temáticas como aviones, fútbol, Juego de Tronos, Marvel…
A las madres les entregaron a cada una un ramo de Búcaro. Además, Marta dividió su ramo en dos para entregárselo a sus dos mejores amigas.
- El momento más emotivo
“La entrada en la iglesia. Habíamos estado muy tranquilos los dos hasta llegar cada uno a la puerta de la iglesia, que creo que fue cuando fuimos conscientes del momento. Y el rato al juntarnos en el altar y hablar esos minutos mientras seguía la canción de entrada”, afirman los novios.
- Fotógrafo
INNDU fue el equipo fotográfico que capturó todos los momentos de la boda de Marta y Sergio.
- Luna de miel
En un principio, los novios iban a viajar a Sri Lanka y Las Maldivas en su primer viaje de novios. Al final, recorrieron el norte de España debido a todos los cambios que acontecían en cada momento. Lo que está claro es que celebraron su amor por todo lo alto.