Teresa y Juan se conocieron hace seis años en Liverpool y desde entonces no se han separado. El pasado 2 de marzo se dieron el “Sí, quiero” en un enlace andaluz con guiño al País Vasco
Los caminos de Teresa y Juan se unieron en Liverpool hace seis años. Desde entonces, a pesar de que ella es de Vizcaya y él es de Cádiz y tuvieron que llevar una relación a distancia durante una larga época, no se han separado. En 2022 comenzaron a vivir juntos en Madrid y el pasado 2 de marzo celebraron su boda en una bonita ceremonia en unas bodegas de Jerez.
El vestido de novia y los complementos
Teresa llevó un vestido nupcial firmado por María Barragán. El diseño presentaba un escote cuadrado, mangas semitransparentes y botonadura en la zona de la espalda. Además, siguiendo la tradición de llevar algo prestado, lo combinó con un velo de su cuñada, la hermana de Juan, algo que le pareció tan especial que creó su traje de novia, con ayuda de su madre y la diseñadora, para que encajara a la perfección con el complemento.
Por otra parte, la abuela materna de la joven la sorprendió con un broche para el velo, herencia de su bisabuela. Tal y como explica, quería llevar el velo algo más recogido de una forma diferente y su abuela acertó por completo. Y para rematar, a pesar de que la boda se celebró en marzo, Teresa llevó un bonito abanico que no le faltó durante toda la fiesta.
Los zapatos, un regalo de los testigos, en color burdeos, cerrados y altos pero muy cómodos para darlo todo en el gran día. Como joyas, los pendientes también eran prestados. Su madrina y prima Lucía los llevó en su boda y también se los dejó a la hermana de la novia cuando esta se casó. Como ya era tradición de primas, Teresa no podía llevar otra pieza.
En cuanto al ramo de flores, la novia siempre había querido uno muy colorido y así fue. Finalmente el resultado era natural, con flores de distintos tipos y hojas verdes. Obra de Florenea, que también se encargó de la decoración floral de la boda donde celebraron el convite.
El maquillaje y el peinado
Teresa no se suele maquillar en su día a día y para el momento de su boda, no quería arriesgar. Por eso, escogió un make up de efecto buena cara con el que sentirse identificada. El peinado, del mismo modo, fue un recogido sencillo con el que se sentía de lo más cómoda.
El novio
Juan llevó el mismo traje que cuando se casó su hermana, aunque le dió otro toque. En esa ocasión fue el padrino y ahora, para darle el “Sí, quiero” a Teresa, incorporó un chaleco en color marfil y una corbata clásica. Para ello, confió en su sastrería de confianza en Jerez, Antolín.
La madrina y la madre de la novia
La madrina estaba encantada con su look hecho a medida por un diseñador de Jerez. Sencillo y de corte recto, llevaba una capa que se ajustaba con botones laterales que le hacía sentir muy cómoda.
La madre de la novia llevó un vestido rojo de Carolina Herrera que combinó con unas sandalias del mismo color y un tocado de plumas de Anita Ribbon. Además, lució un bolso tipo japonés a juego. Ella diseñó, además, los trajecitos de los pajes al igual que el camisón de la novia mientras la maquillaban.
La ceremonia y la celebración
La ceremonia tuvo lugar en la Iglesia de San Miguel en Jerez. Tal y como explican, es la Iglesia de la hermandad de Juan, por lo que para él era muy especial y emocionante casarse allí. La celebración, por su parte, tuvo lugar en las bodegas González Byass, un lugar que enamoró tanto a los novios como a sus familiares, con unos espacios y salones de lo más elegantes.
Las invitaciones y el regalo de las invitadas
Las invitaciones fueron obra de Neira Paint And Paper de la mano de María, con quien siguen manteniendo contacto. De hecho, después de diseñarlas, han quedado más veces con ella para otros proyectos y han forjado una bonita relación. Para ellas, optaron por un sobre azul que les trasladaba al mar de norte y un forro que alternaba las hortensias, también típicas del norte, con las naranjas y los abanicos, más propios del sur. También decidieron que solamente hubiera una tarjeta vertical, ya que en la parte de atrás un íntimo amigo de Juan dibujó en acuarela la iglesia de San Miguel, donde contrajeron matrimonio.
En cuanto a los regalos, quisieron tener un detalle con todos los invitados. Para los novios era fundamental que todos se sintieran parte de su historia y de su gran día, sobre todo teniendo en cuenta que los acompañantes por parte de Teresa se trasladaban de Madrid, Bilbao e incluso Estados Unidos a Andalucía. Desde mediados de diciembre, los protagonistas empezaron a escribir a mano a cada uno de sus invitados historias personales y su más sincero agradecimiento por compartir con ellos ese momento tan especial.
Además, pusieron fotos vintage a algunos de sus invitados y a las testigos de Teresa, un ramo con una flor de pitiminí que la propia novia tenía en su ramo. Los testigos de él se llevaron unos calcetines con el logo de Tío Pepe.
Las madres también tuvieron dos medallas, para la madre de Juan, la virgen de Begoña (patrona de Bilbao) y para la de Teresa, la virgen de la Merced (patrona de Jerez). Como más guiños a Bilbao, diseñaron unos pañuelos estilo fiestas de Bilbao, en color azul y con una frase relacionada con su relación que decía: “Todos necesitamos un poco de sur para no perder el norte”. Los novios entraron con un pañuelo cada uno y todos se unieron a la animación.
Pero la cosa no se quedó ahí y a los próximos en casarse le hicieron una acuarela acompañada de la frase “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” y su fecha de boda. Para tener presentes a sus familiares fallecidos pusieron tres láminas en las mesas.
El momento más emotivo
Para Teresa, el momento más emotivo fue sin duda, el momento de bailar con su padre y con su marido. Con sus padres bailaron “A mi manera” y Juan y Teresa bailaron “Esa Mujer”. Es una canción que tal y como explican, les persigue desde que se conocieron. Juan se la cantaba siempre y al final siempre fue y será su canción. Para Juan el momento más emotivo fue ver a Teresa entrar en la Iglesia.
Luna de miel
Para la luna de miel, viajaron a Filipinas, un lugar que describen como idóneo para relajarse en sus islas paradisíacas con arena blanca.