Alejandro y Cristina celebraron su amor con una boda de ensueño el 9 de septiembre de 2023. Cinco años de relación y una pedida en Roma precedieron a este enlace con el que hoy te inspiramos.
«La verdad, fui yo quien conoció antes a Alejandro, porque todas las chicas estábamos enamoradas del chico guapo del pueblo. Pero el destino hizo que fuésemos nosotros quienes nos encontrásemos por casualidad y que Alejandro se empezase a preguntar quién era yo», explica Cristina.
Tras unas conversaciones y algunas citas, empezaron a salir. Sin embargo, «A los nueve meses nos encerraron por la pandemia. Fueron tres largos meses sin poder vernos, porque él vivía en Segovia y yo en Madrid. El primer día que nos dejaron salir, hicimos las maletas y nos fuimos a vivir juntos para no tener que separarnos nunca más», añade.
Unos meses después, Cristina le regaló a Alejandro un viaje a Roma por sorpresa, «Sin saber que la sorpresa me la iba a llevar yo en aquel viaje. ¡Me pidió matrimonio! Y hasta hoy, cinco años después de empezar a conocernos podemos confirmar que hemos encontrado el uno en el otro al amor de nuestra vida y que hemos podido celebrar nuestro amor en una boda de ensueño».
El vestido de novia y los complementos
Cristina lució un vestido de Lucía de Miguel. «Fue la mejor decisión de mi vida. Desde el primer día conecté con ella como si fuera una amiga y poco a poco tuve tal confianza, que iba a las pruebas feliz y segura, creyendo absolutamente en su trabajo», asegura.
«Hacerse un vestido a medida a partir de una idea es un proceso que requiere mucha confianza e imaginación. A lo largo de él tienes que dejarte llevar por la experiencia del experto con la seguridad de que el resultado será algo muy bonito».
«Por supuesto, es importante poder dar tu opinión en cada una de las decisiones, pero dejando que el profesional haga su trabajo, especialmente si el equipo que se ocupa de ello es tan maravilloso como el de Lucía de Miguel».
«No llevé muchas joyas, porque no suelo recurrir a ellas habitualmente, pero quería que las pocas que llevase fueran muy especiales. Los pendientes eran de mi madre, muy sencillos, con un brillantito pequeño y una perla que le iban a la perfección a la tiara, que fue un flechazo desde el día que la vi».
«La tiara era de Leticia Benítez, una artesana de Jerez que hace unas piezas espectaculares. Leticia me permitió personalizarla a mi gusto poco a poco a partir del modelo que me gustaba y quedó un diseño increíble que ahora, pasada mi boda, podré desmontar para crear nuevas piezas. De esta manera, podré seguir utilizando mis complementos de boda en otros eventos».
Las flores
«Toda la decoración de la iglesia la hicimos nosotras, La Mona Chita», explica la novia, refiriéndose a su equipo de wedding and events planners. «Con arbustos y arboles creamos un jardín espectacular en la puerta que fue un gran photocall para los invitados».
«Para mi ramo buscaba algo diferente, sencillo pero muy especial y, después de dar muchas vueltas y pensar diferentes ideas, finalmente optamos por recoger trigo de la misma finca donde nos casaríamos y combinarlo con ramas de avena para hacer una composición que encajaba a la perfección con el lugar donde sería la boda».
Los zapatos
Los zapatos fueron un diseño de Javier Gonzalo. «Pude personalizarlos utilizando un tejido de rafia muy en la línea del estilo y la ubicación de la boda. Esos zapatos fueron una de las primeras decisiones que tenía absolutamente clara al empezar con toda la composición del look».
«Después del baile, me bajé de los tacones a unas Converse Chuck Taylor Gold Chain monísimas, con unas cadenitas doradas y unos corazones bordados. Eran perfectas para poder seguir bailando todo lo que nos quedaba de noche».
El maquillaje y el peinado
La novia describe este momento como uno de los más especiales del día. «La paz que transmite Yaiza López, que era mi maquilladora y peluquera, hizo que no sintiese nervios durante los preparativos».
«Desde que nos conocimos, supo captar a la perfección lo que buscaba y con la prueba y los últimos retoques que hicimos el día de la boda, hizo que ese día me sintiese completamente yo misma».
«Ella es especial, cuidadosa y una súper profesional que nos hizo sentir a todos los que estábamos allí que era una más de la familia. Detallista hasta el último momento, hace que sus trabajos sean siempre impecables».
El novio, la madrina y la madre de la novia
«Alejandro alquiló su chaqué con los chicos de Bon Vivant, donde pudo elegir todos los detalles que quería. Allí se hizo también la camisa a medida».
La madrina, que se llama Victoria y es una persona con muchísimo estilo que apuesta por looks muy modernos en su día a día, optó por un diseño colorido de la marca italiana Momomí, que combinó con un abrigo rojo. De su maquillaje y peluquería se encargó Noemí Martínez.
«En el caso de mi madre, Yolanda, se hizo un vestido a medida de la firma Poydel que consistía en una blusa con el detalle de una flor en el hombro combinada con una falda de tablas. El conjunto le hacía sentirse muy segura de sí misma y muy guapa. Además, el proceso del diseño y pruebas con todo el equipo fue una experiencia maravillosa. De su maquillaje y peluquería se encargó Yaiza López, que captó a la perfección cómo quería ir e hizo un trabajo impecable que aguantó intacto todo el día».
Invitada más elegante
«Una de las invitadas más elegantes de la boda fue mi mejor amiga y testigo Irene, que estuvo conmigo desde el minuto uno ayudándome a vestirme, colocándome la cola durante el resto del día y disfrutando como la que más de cada mínimo detalle. Iba vestida de Cardié».
Ceremonia y celebración
«Nuestra ceremonia fue religiosa. La celebramos en la Iglesia de Santa Eulalia de Mérida, en Valdeprados, Segovia».
«Una iglesia muy pequeña de lo más especial en el centro del pueblo, en la cual pudimos tener a nuestros testigos y familiares muy cerca y sentir su emoción junto con la nuestra».
Respecto al lugar de la celebración, fue sin duda de lo más especial de toda la boda. «Elegimos una pradera desde la que se podía ver el pueblo familiar del novio».
«Gracias al gran equipo que tuvimos pudimos llevar a cabo nuestra idea, que era casarnos en el campo, ¡pero en el campo de verdad! Tanto así, que el día de antes de empezar el montaje estaba la pradera llena de vaquitas pastando, pero eso hizo que fuese una boda única. Nos casamos en un paisaje de ensueño donde nunca antes se había casado nadie».
«Tuvimos que cambiar algunos planes, ya que días antes pasó por allí la famosa borrasca Dana, pero nada que no se pudiese solucionar con grandes profesionales como los chicos de Tipichic, con los que diseñamos una composición de tres tipis donde podríamos hacer todo el montaje de la cena y el espacio de la barra libre, con una instalación de luces espectacular tanto desde dentro del tipi como desde fuera».
El catering fue Alacena. «Desde que les contamos nuestra idea, nos dijeron que sí sin dudarlo un segundo».
«Fue espectacular el montaje que hicimos con ellos, todo lo que comimos y bebimos fue exquisito y, además, fue una suerte poder disfrutar del cóctel al aire libre alrededor de los tipis».
«No tuvimos reposteros, pero si tuvimos un café excepcional, ya que mi familia tiene una empresa que se dedica al café, La Factoría del Café, y no podíamos dejar pasar la oportunidad de que nuestros invitados disfrutasen de un buen café al terminar de cenar. Además, aprovechamos para homenajear a mi abuela que ya no estaba poniendo el café que han creado con su nombre, ‘Mamá Gabriela’ y fue un momento muy especial».
«Diseñamos las mesas junto a Alacena y Options y tuvimos el privilegio de poder utilizar los manteles que diseñó Nacho de la Vega personalmente para la boda de su hija. Estos, junto con las flores y velas de El Taller de Lucía, daban el toque de color perfecto al paisaje que teníamos a nuestro alrededor».
«Tanto para el fotomatón como para tapar la zona de las cocinas, recurrimos a paquetes de paja que dieron un aspecto auténtico a todo el entorno».
«Del fotomatón se encargaron los chicos de Risbox que, con la paca de paja, nuestro neón personalizado y su sillón rosa, nos proporcionaron unos recuerdos totales junto a nuestros familiares».
«De la sonorización del espacio y de la música de la barra libre se encargó el equipo de Pablo Navarro, que sorprendió con sus actuaciones a todos nuestros invitados, que no pararon de bailar. Una mezcla perfecta entre su violín electrónico y el manejo de la mesa de Javi, el Dj, hicieron que fuese una gran fiesta para acabar un día perfecto».
«A ello le sumamos una atracción con la que terminamos de disfrutar al máximo de la noche».
Las invitaciones y los detalles para los invitados
«Para las invitaciones contamos con la sensibilidad y el cariño de Maresa Carles que, siguiendo la línea del resto de los detalles de la boda, realizó un tríptico minimalista con toda la información necesaria dentro de un sobre artesanal blanco, cerrado con un lacre y una ramita del mismo trigo que recogimos de la finca de la boda».
«Como detalle para los invitados, quisimos aportar nuestro granito de arena donando toda esa partida a la Fundación Aladina y entregamos unas pulseras solidarias que todos los invitados se pusieron nada más verlas».
El momento más emotivo
«Para nosotros el momento más especial fue cuando nos reencontramos en el altar».
«Cuando me bajé del coche junto con mi padre y vi a Alejandro al final del pasillo, fue un cosquilleo indescriptible y las lagrimas de felicidad y emoción que se nos escapaban a medida que nos íbamos acercando, son sin duda nuestro recuerdo más emotivo».
Wedding Planners
«Las Wedding Planners fuimos mi equipo y yo, La Mona Chita – Wedding and Events Planners».
Luna de miel
«La luna de miel tuvo que esperar un poquito porque, debido a mi trabajo como wedding planner, no podíamos realizar el viaje en plena temporada. Así que optamos por retrasarlo unos meses. Finalmente nos fuimos a Tailandia y a la vuelta aprovechamos para pasar unos días en Dubái. Un viaje increíble y super especial, nuestro primer viaje como marido y mujer».