Por primera vez en sus más de 30 años dedicados a vestir a las novias, la firma Ines Di Santo desembarca en Europa a lo grande. Y lo hace mostrando sus diseños en Barcelona Bridal Fashion Week 2022, el principal altavoz nupcial del viejo continente.
Allí presentará su nueva colección, Spring 23, recién salida del horno, tras su paso por la New York Bridal Fashion Week. Una colección continuación de la anterior, ‘Fall 22 Heritage Collection’, que recibe el nombre ‘Postales de Ines’ y se inspira en los primeros años de la diseñadora, el amor hacia su familia y sus primeras influencias artísticas, destacando las innumerables habilidades adquiridas y perfeccionadas a lo largo de su carrera profesional.
Ines Di Santo, una firma de éxito internacional
Con sede en Toronto, los exclusivos vestidos de novia de Ines Di Santo se venden en tiendas de todo Estados Unidos y Canadá y en salones de novias y tiendas especializadas en todo el mundo.
Impulsados por la eterna búsqueda del vestido de novia «perfecto», los diseños de Ines son una interpretación moderna de las técnicas clásicas de la alta costura, con bordados exquisitamente hechos a mano y las mejores telas europeas. Todos los elementos, desde las telas hasta los accesorios, parten de la pasión de la diseñadora por la calidad. Ines cree que encontrar el vestido soñado debería ser una aventura maravillosa, sin importar el estilo de la novia, por eso sus vestidos reflejan la individualidad y la belleza de cada mujer.
Las colecciones Couture de Ines Di Santo e Ines by Ines Di Santo Collections, que se suceden temporada tras temporada y que pueden explorarse en la web de la firma, existen para hacer que las novias se sientan exquisitas. «Cuando caminas hacia el altar con el amor de tu vida, te mereces un vestido que sea tan extraordinario como la ocasión», afirma la diseñadora.
La leyenda detrás de una firma extraordinaria
La historia de Ines Di Santo es la de una mujer emprendedora y valiente, que dejó su Argentina natal para buscar una oportunidad laboral en Toronto con tan solo 22 años. Embarazada de su única hija, sin apenas dinero y llevando una sola maleta consigo, su plan era encontrar la manera de aprovechar la formación en bellas artes y diseño que había adquirido en Argentina e Italia. Enseñar moda, tener una tienda y darle una formación en costura a su hija eran sus principales retos.
Era el año 1974, «había muchos problemas políticos, así que no pude llevar dinero conmigo y tuve que irme sin mi esposo ni mi familia”, explica la diseñadora. “Como inmigrante fue un momento difícil. Solo quería trabajar, pero no tenía muchas cosas. Cuando llegué a Toronto, conseguí trabajo como patronista en una boutique de novias. Un día, un amigo me dijo: ‘Hay una máquina de coser en la basura’. Le dije que me la llevara, que yo la arreglaría. Lo hice y con esta máquina, una vieja Singer, realicé mi primer vestido de novia. Fue un trabajo para una chica que no podía pagar el vestido de sus sueños que había visto en el escaparate de la tienda. Ella fue mi primera clienta a medida».
«Aquella hermosa máquina fue todo para mí. A partir de aquello compré rollos de tela con el poco dinero que tenía y comencé a hacer patrones, que mostré a las empresas que los compraron. Recibí también ayuda de un proveedor de telas que me ofreció sus tejidos haciéndome prometer que le pagaría una vez que vendiera los patrones. Más adelante conseguí un préstamo del banco para poder hacer un desfile de moda y comencé a hacer mis colecciones. Tuve que labrarme poco a poco mi futuro, y todavía hoy conservo aquella máquina como recuerdo de mis primeros años».
En 1998 Ines Di Santo participó por primera vez en la New York Bridal Fashion Week. Junto a su hija, condujo desde Toronto una camioneta en la que llevaba sus vestidos. Colocaron su stand en uno de los últimos lugares, que estaba cerca del baño. Por aquel entonces la industria de la moda nupcial se había alejado del estilo de Lady Di, con sus grandes mangas abullonadas, y había creado nuevos estilos, como colas más cortas, cortes de cintura más naturales y más siluetas en A. Ines Di Santo aportó un aspecto diferente a la industria. Innovó con vestidos sin tirantes, con pedrería, mucha corsetería y detalles delicados que se diferenciaban por su elegancia discreta. Los compradores que usaban el baño, veían el stand y descubrían la colección. A raíz de aquello creció el interés en la firma y aumentaron exponencialmente los pedidos.
A lo largo de los años Ines Di Santo ha procurado ir un paso por delante del resto con sus diseños: «Hice color cuando todos estaban haciendo todo blanco. Hice vestidos de cuello alto y espalda descubierta y me centré en el ajuste a la figura en un momento en el que otros no lo hacían», asegura. «Siempre quise mostrar algo diferente, que hiciese a la gente prestar atención». Entre sus influencias suele mencionar las revistas que llegaban a su casa durante su infancia y juventud de la mano de su padre, impresor de importantes publicaciones. Ines pudo deleitarse con imágenes a todo color de las actrices del momento, como Sofia Loren, con sus sofisticados vestidos de faldas abultadas y ceñidos corsés.
En 1998 la diseñadora lanzó la compañía de novias de lujo Ines Di Santo, y su hija, Veronica Di Santo, que había crecido al lado de su madre en la industria de la moda, se convirtió en su socia gerente.
En la actualidad la firma está centrada en reducir su huella de carbono, lo que lleva a su equipo a experimentar con prácticas productivas más ecológicas y nuevos tejidos. Crepe satinado realizado con un 70% de plástico reciclado o tejidos de viscosa sostenible son algunas de sus innovaciones. Ines Di Santo cuenta con una tienda insignia en el centro de Toronto, además de su sede central, en la misma ciudad, donde se lleva a cabo el diseño, el corte y la producción. También tiene una oficina administrativa y de diseño en el distrito de la moda de Nueva York y tiendas asociadas en todo el mundo, que las novias pueden localizar a través del sitio web de la firma.
Dos mujeres, un tandem perfecto
En la actualidad, y en realidad desde los orígenes de la firma, Ines Di Santo es una empresa construida en torno a dos mujeres, madre e hija. Por un lado la propia Ines, la diseñadora de vestidos de novia y de noche de renombre internacional que lleva más de tres décadas ocupando una posición de liderazgo en el mercado nupcial internacional. Una romántica sin complejos, que ha construido su marca homónima infundiendo en cada vestido de novia la esencia de su pasión por la belleza, el amor y el deseo.
Y Verónica Di Santo, socia comercial de su madre. Nacida en Toronto, Verónica puede presumir de haber crecido en un taller y de haber trabajado junto a su madre desde la tierna edad de cinco años. Se unió al negocio por derecho propio en 1998, expandiendo la marca Ines Di Santo para convertirla en una de las compañías de novias de lujo de más rápido crecimiento en América del Norte. Como socia comercial de su madre, Veronica sigue siendo su principal crítica y su más ferviente admiradora.
Con Ines a cargo del diseño y Veronica como socia gerente, y el gran compromiso de ambas, la empresa ha sabido aprovechar sus fortalezas y hacer crecer continuamente la filosofía de la firma Ines Di Santo, que por fin aterriza de manera, esperemos que definitiva, en Europa.