Entre el siglo XX y el XXl, el mundo estaba cambiando. Las mujeres entraron en el mundo laboral, obtuvieron el derecho de voto, la idea de ‘mujer florero’ quedó en el olvido… Y, las mujeres y el sexo, pasaron a estar en un nuevo plano, totalmente desconocido hasta entonces.
Esto se dio gracias a la fuerza que adquirió el feminismo, el movimiento social, político, económico y cultural que proclama la igualdad entre hombres y mujeres por encima de todo.
Las mujeres y el sexo: adiós tabúes
La relación entre las mujeres y el sexo, era un tema totalmente tabú en las sociedades anteriores a la nuestra. Las amigas jamás se reunían para hablar sobre el estado de su vida íntima y, ni mucho menos, organizaban tuppersex. Además, todas las mujeres se mostraban totalmente complacientes con el sexo que mantenían con su esposo. Evidentemente, no tenía por qué ser verdad pero la presión social y el afán del hombre de sentirse ‘masculino’ llevaban a las mujeres a fingir orgasmos y así, mostrarse totalmente satisfechas con sus relaciones.
Ahora, el estudio Archives of Sexual Behaviour, ha revelado que, además, son las mujeres feministas las que más disfrutan de sus prácticas sexuales. Parece que este movimiento ha calado en la sociedad mucho más de lo que podíamos imaginar pero, ¿qué tienen que ver las mujeres y el sexo con el movimiento feminista?
Pues, como ya imaginaréis, su valor principal es la igualdad por lo que las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres para mostrar su insatisfacción y no sentirse en la obligación de fingir orgasmos ni complacer a los hombres, a menos que sea la mujer la que quiera hacerlo. Esto quiere decir que la mujer, por supuesto, puede fingir los orgasmos, si así lo desea pero no por agradar a su compañero sino porque es lo que realmente ella quiere.
Es probable que hayamos pasado por alto que fingir orgasmos para no herir el ego masculino de nuestra pareja, es continuar perpetuando el sistema patriarcal impuesto en la sociedad desde hace tantísimos años. Ahora, tenemos la oportunidad de realizar nuestra pequeña aportación a la sociedad y de paso mejorar nuestras relaciones sexuales en un 100%.
Somos dueñas de nuestro propio placer y así lo hemos de sentir. Tenemos que ser capaces de comunicar cuáles son nuestros deseos sexuales, qué es lo que preferimos en la cama y cuáles son las cosas que no nos gustan y, sobre todo, no nos tenemos que sentir mal por comunicárselo a nuestra pareja. La igualdad por bandera.