Hoy te traemos una boda en invierno que nos ha encantado por la historia de amor que la acompaña, y por el espacio elegido para celebrarla, una de nuestras fincas preferidas.
Se acercaba la Navidad cuando se dieron el Sí, quiero Paloma y Pablo. Una boda en invierno que fue el broche de oro para una relación de 8 años que se inició en fechas similares, la última noche del año 2009.
Paloma acudía a tomar una copa a un conocido local de la noche madrileña. Iba a celebrar la Nochevieja con un grupo de amigas, pero al llegar su mirada se cruzó con la de Pablo, uno de los socios que gestionaba aquel espacio. Pasaron toda aquella noche hablando, y ya nada les separó.
El lugar de la ceremonia
Para celebrar su unión, los novios eligieron la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Chamberí. Allí vivió Paloma el que describe como el momento más emotivo del día: “no estuve nerviosa en ningún momento, -recuerda- hasta que llegué a la puerta de la Iglesia y vi a mis amigas esperándome, y a los niños preparados para entrar delante. La entrada del brazo de mi padre hasta el altar viendo a todos los amigos y a la familia que nos acompañaba, fue un momento muy emocionante”.
La novia, impecable
Paloma llegó a la iglesia vestida de Pronovias, con algo prestado, el velo de su cuñada, un detalle muy especial para ella. Eligió unos pendientes de la joyería Maroy de Majadahonda y lució además su anillo de pedida, una pieza preciosa de la Colección Diamons del Corte Inglés.
Para dar un toque de color al conjunto recurrió a unos zapatos de Úrsula Mascaró, en terciopelo burdeos, ideales para una boda en invierno. Y, pensando en todos los detalles, eligió el mismo tono para el lazo del ramo. Tocado y ramo fueron creaciones a la medida de Rebull Design, amigas íntimas de Paloma, que entendieron a la perfección el estilo que quería lucir la novia y aportarle el toque navideño buscado para la boda.
Maquillaje y peinado, trabajo ambos de Sarainstyle, de Monteclaro Beauty, hicieron sentir muy cómoda a Paloma por su gran naturalidad.
En la iglesia la esperaba un emocionado Pablo, con chaqué de Naipe Majadahonda, azul marino. La corbata de cuadros escoceses fue su guiño a la temática navideña. Junto a él, amigos y familiares, todos elegantísimos. Paloma recuerda con especial cariño los impresionantes pamelones y estolas de las invitadas, tan apropiados para una boda en invierno.
Una boda en invierno con todo lujo de detalles
El banquete posterior a la ceremonia se celebró en la magnífica Finca Fuentepizarro, en Collado Villaba, donde Paloma trabaja como asesora de bodas. En un maravilloso salón con muchísima luz natural, gracias a sus enormes ventanales. Todo el equipo se volcó en el evento, consiguiendo que fuera verdaderamente especial.
Su gran experiencia organizando este tipo de celebraciones, permitió a Paloma encargarse de la mayor parte de los detalles, con lo que disfrutó de su boda de principio a fin. “Aunque –reconoce- tuve mucha ayuda de mis compañeras de Fuentepizarro, que me ayudaron sobre todo en los momentos de más nervios”. “Me colocaron un Candy Bar navideño sensacional que a la gente le encantó”- añade alegremente.
Decoración a la carta
De la decoración se encargó la empresa We Are, que montó un precioso árbol de Navidad que daba la bienvenida a todos los invitados cuando accedían a la zona de cóctel, y “mis amigas se encargaron de organizar el photocall, todo tematizado con complementos invernales y navideños”, como correspondía por las fechas.
De los meseros y el seatting se encargó la empresa Invitarte, que los elaboró a juego con las invitaciones. Las mesas llevaban nombres de villancicos. Por último, “encargamos la decoración floral tanto de la iglesia como de los centros de mesa a Mare de Fiori”.
Las fotos de la boda
“Para las fotos confiamos en Rodrigo DB Cores –confiesa Paloma-, un gran amigo que nos transmitió total confianza y seguridad. Tuvimos mala suerte y empezó a llover al llegar a la finca. Por lo que tuvimos que cambiar al Plan B con las fotos y hacerlas en el claustro. Aún así, consiguió unas fotos muy naturales y divertidas”.
Una Luna de Miel memorable
La guinda de la boda la puso una Luna de Miel fantástica, también muy invernal: «queríamos algo diferente, así que elegimos Noruega como destino. Vimos auroras boreales, hicimos excursiones con perros de trineo, y visitamos Oslo todo montado de Navidad, mercadillos, luces…».