Katie Kennedy regaló su falda de novia a una completa extraña sin dudarlo. Por que todas nos merecemos cumplir nuestros sueños.
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Katie Kennedy se había probado docenas de vestidos. Ella sabía que no quería un vestido blanco tradicional y le costó bastante encontrar algo con lo que sentirse identificada. Pero de enamoró de la falda de la diseñadora Carol Hannah Kensington desde el primer momento que la vio. Hecha con un tejido único casi de lino y con un color champagne ideal era totalmente diferente a lo que las novias suelen llevar. Así que, se decidió por ella y la combinó con una camiseta sin tirantes y un abrigo de visón de una tía suya. Después de la boda, la guardo con mimo para así mantener vivo el recuerdo de un día tan especial. Nunca hubiera pensado lo que pasó a continuación.
Después de su boda recibió un correo de su fotógrafo en el que otra novia le preguntaba por su falda.
“Mi nombre es Amanda Dawson. Soy de Toronto y aunque soy una completa extraña, espero que puedas ayudarme a que una situación muy triste sea realmente hermosa. Se suponía que me casaría dentro de un año pero mi padre ha sido diagnosticado de cáncer de cerebro y le han dado aproximadamente seis meses de vida. Hemos decidido adelantar la fecha de la boda para poder celebrarla con él.”
Regaló su falda de novia a una completa extraña sin dudar ni un segundo
La novia estaba interesada en la misma falda que Katie llevó en su boda y, al adelantar la fecha, la diseñadora le comunicó que no daría tiempo a tenerla lista. Después de buscar varias costureras y negarse estas a hacer una igual y no encontrarla por ninguna boutique de EEUU pues nadie estaba dispuesto a venderle la muestra, escribió a Katie para preguntarle la posibilidad de que vendiera la alquilara.
Después de leer el correo, Katie supo exactamente lo que tenía que hacer. “Estaba enamorada de mi falda y me traía muy buenos recuerdos, pero pensé que significaría mucho más para ella.”
Así que, Katie le regaló la falda a Amanda y ella pudo disfrutar de ella con su padre y su familia. Y, después de la boda, envió a Katie una foto de ella con la falda. Katie guardó la foto junto a las de su boda y mandó a Amanda una foto suya para que ella hiciera lo mismo.
Y como todo bueno acto, llevó consigo una cadena de buenas acciones pues las chicas han decidido en que la falda debería ayudar ahora a otras novias. “Sería genial mantener la cadena”.
Nunca imaginamos que una simple falda de novia sería capaz de hacer tanto bien.
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