Erika y Alan se casaron en junio de 2019 en la isla de Ibiza, un marco inigualable para una historia de amor muy especial. Elegir un vestido para boda ibicenca fue una de las inquietudes de la novia, que lo resolvió de manera insuperable con la ayuda de la diseñadora Alicia Rueda.
Erika conoció a Alan en 2015 a través de una plataforma social en la ciudad suiza de Zürich, donde la novia lleva varios años residiendo por motivos de trabajo. En 2019 decidieron sellar su amor en la isla de Ibiza.
Una unión internacional que convocó a ciudadanos de ambos países, que celebraron la felicidad de la pareja con un fiestón al más puro estilo ibicenco, con la playa de las Salinas, una de las más populares de la isla, como telón de fondo.
Te contamos todos los detalles de la boda y te adelantamos que, si buscas un vestido para boda ibicenca, aquí puedes encontrar la inspiración.
Un vestido para boda ibicenca muy especial
Alicia Rueda fue la responsable del diseño del vestido para boda ibicenca que lució Erika en su gran día. Un modelo en crep que fue evolucionando desde la idea preconcebida con la que acudió la novia al atelier hasta el resultado final.
«Erika llegó a mi atelier con la idea de un vestido en una pieza con cola e incluso algo de manga», explica la diseñadora. Cuando comenzaron el proceso de diseño, Alicia le explicó los pros y los contras de la idea inicial, y Erika empezó a valorar que el vestido fuera en dos partes, con una capa cola desmontable que le permitiese disfrutar de un diseño más cómodo durante la fiesta.
Así comenzaron a dar forma a un vestido para boda ibicenca muy especial. Hombreras, manga larga, escote recto y una maravillosa botonera en espalda fueron las claves principales del diseño. Los botones con contraste en cristal, oro y rosa partían de un espectacular escote trasero y recorrían toda la parte posterior del vestido, que quedaba abierto al final, dejando a la vista las piernas de la novia y los espectaculares zapatos de Just-Ene Shoes.
La capa, que Erika lució hasta la fiesta, llevaba unos pliegues en el centro de la espalda y unas aplicaciones en los hombros en cristal que le daban un punto importante.
La diadema de Anita Ribbon, con aplicaciones doradas a juego con las aplicaciones de la capa, junto con los zapatos de Just-Ene, dieron un toque más personalizado y especial al conjunto.
«Los zapatos representaban porcelanas de mayólica siciliana, replicando a la porcelana del interior de la iglesia donde nos casamos», explica Erika al referirse al modelo personalizado que eligió. Unos espectaculares salones con tacón de aguja con estampado en azul.
Completó su outfit con su anillo de pedida, un diamante de corte esmeralda de Suarez, igual que las alianzas.
Además, Erika lució un ramo de rosas de color rosa claro con pétalos invertidos y pampas, de la floristería El Ramo de Flores, de Ibiza. Tanto la iglesia como el banquete se decoraron con las mismas flores.
De la peluquería y el maquillaje se encargó Anái Pérez, de Ibiza. Un maquillaje natural que la novia decidió acompañar con una melena suelta con grandes ondas rematada con su sensacional diadema.
El outfit del novio
Alan acompañó el vestido para boda ibicenca de Erika con un traje y complementos realizados a medida de Eligo Milano que le sentaba como un guante. El novio completó su look con zapatos de Cardinale Milano y gemelos de Bvlgari.
La madre de la novia, por su parte, lució un vestido de falda pantalón en color verde agua confeccionado a la medida por Manila Novias.
Preboda, ceremonia, banquete y fiesta
Erika y Alan quisieron aprovechar la visita a la isla de Ibiza para realizar una sesión de fotos preboda muy especial. Para ella eligieron el Beach Club CbbC, en Cala Bassa. Disfrutaron de la realización de unas fotos informales pero muy románticas junto a la playa.
La ceremonia religiosa se celebró en la pequeña iglesia de San Agustín d’es Vedrà, situada en el pequeño núcleo urbano de San Agustín. Una iglesia pequeñita y de construcción sencilla, con una única bóveda de medio punto y originales porcelanas azules en su interior.
Desde allí, los invitados se desplazaron hasta el restaurante La Escollera, en las Salinas, uno de los más populares de la isla para la celebración de típicas bodas ibicencas. Durante el banquete pudieron disfrutar de las vistas inmejorables a una de las playas que más vírgenes se conservan de Ibiza.
La repostería corrió a cargo de Sugar Chic Ibiza, que realiza unas tartas espectaculares.
Para la organización de su gran boda ibicenca, Erika y Alan contaron con el apoyo de la wedding planner Marina Amorós, de The Ibiza Wedding Planner, especializados en realizar bodas bonitas en la isla. Ellos se encargaron de la coordinación de los proveedores y de todos los detalles decorativos.
Las invitaciones que enviaron los novios las realizaron con Morrocotudo, y el regalo para los invitados se sustituyó por unas pulseritas de la Asociación Elena Torres para la investigación contra el cáncer, en memoria de su amiga.
Los momentos más emotivos del gran día
Erika y Alan han querido destacar tres momentazos del día de su boda:
El primero de ellos fue la entrada a la iglesia de la novia, que había llegado hasta allí en un coche clásico.
Tanto la entrada en sí como la ceremonia estuvieron acompañadas por sendas arias de ópera, O Sole Mio y Nessun Dorma, interpretadas por el Tenor Nelson Ebo, gran amigo de la novia. Fueron momentos de gran emoción.
A la salida de la iglesia, el novio, suizo, bailó junto a la novia una pieza de baile payés, el baile típico ibicenco, y protagonizó el segundo momento memorable del gran día. Les acompañó un grupo tradicional de danza, que hizo una extraordinaria exhibición del folklore local.
Y, por último, el momento más divertido de la boda, que fue el inicio de la fiesta. Esta comenzó al más puro estilo ibicenco, con el DJ Jordi Tur y el saxofonista Lugotti dándolo todo.
Ambos se encargaron de asegurar que ninguno de los asistentes dejara de bailar en toda la noche. Fue una fiesta memorable, como tiene que ser en semejante escenario.
Todos estos momentos y el resto del gran día quedaron inmortalizados gracias a la profesionalidad de la fotógrafa Milena Güell, de The Galaxys Edge Photography, y al videografo de Tanit Wedding Films.
Para su luna de miel Erika y Alan eligieron el paradisíaco atolón Hurawalhi en las Maldivas. Hurawalhi destaca por su barrera de coral y sus excepcionales playas de arenas blancas, que lo convierten en un lugar ideal para relajarse y practicar diferentes actividades acuáticas.