La maravillosa pedida de mano en Santorini de esta pareja, George y Janelle, parece sacada de una película romántica, pero es una historia real que nos ha enamorado. Te contamos cómo fue, con todo lujo de detalles.
El verano de su pedida, George y Janelle habían decidido ir de vacaciones a Londres. Él se ocupó de comprar los billetes por su cuenta, y le dijo a su pareja que todo estaba listo para el viaje. Lo que ella no podía ni imaginar es que se trataba de una mentira que escondía la mayor sorpresa de su vida.
En realidad George había planeado hacerle una pedida de mano en Santorini, para lo que había organizado un viaje sorpresa. Ella le había enviado mails y sms en diferentes ocasiones con fotos de la isla griega, preguntándole si podrían conocerla juntos durante su luna de miel, y George decidió hacer realidad su sueño.
Preparativos para la pedida de mano en Santorini
George alquiló una hermosa villa privada en el pueblo de Oia, justo al lado de sus famosas cúpulas azules. También reservó una cena para dos en el complejo Dana Villas, el lugar de celebración de bodas más popular de Santorini. Escribió un mail al gerente y le preguntó si habría posibilidad de colocar una pasarela de velas desde la puerta de entrada del local hasta la mesa reservada, con vistas al mar. Al gerente le pareció una buena idea y se pusieron de acuerdo en el coste.
Al día siguiente, George recibió un mail del propietario de Dana Villas, Panos, que le agradeció haber elegido su local para realizar su pedida de mano en Santorini, y se ofreció a ayudarle a hacerlo aún mejor. Su propuesta fue contratar a Studio Phosart, el mejor equipo de fotógrafos y cinematógrafos de Grecia, para capturar cada detalle, además de añadir fuegos artificiales e incluir los servicios de floristas profesionales para decorar el espacio.
George no se podía creer lo que estaba leyendo. Durante las siguientes semanas, se intercambiaron correos en secreto para planificar entre ambos la pedida perfecta.
El día del viaje a Londres
Durante tres meses, George le dijo a todo el mundo que iban a Londres. Incluso imprimió billetes de avión falsos. Al llegar al aeropuerto buscaron la correspondiente puerta de embarque y, al llegar a ella, sacó la cámara de vídeo. Le dijo a Janelle: “nena, no vamos a Londres”. Ella se giró confusa y le dijo: “pero, ¿qué dices?”. Entonces él le confesó que había planeado un viaje sorpresa y que en realidad iban a Santorini. Ella le abrazó con fuerza y comenzó a llorar. ¡No podía creerlo!
En el aeropuerto de Santorini les esperaba una furgoneta Mercedes negra muy bonita. Panos les abrió la puerta trasera. Delante de los asientos había una mesita con una bandeja, sobre la que apareció una botella de champán cuando Panos pulsó un botón. Les sirvió dos copas de champán y les dijo: «¡bienvenidos a Santorini!».
Panos subió al asiento del conductor y les llevó a su villa privada. En el camino paró en uno de los lugares más fotogénicos de la isla y les tomó algunas fotos. El equipo de Studio Phosart estaba filmando y fotografiando en secreto desde que aterrizaron, pero eran imperceptibles.
Cuando Panos los dejó, les dio su tarjeta de taxista y les dijo que le llamasen si necesitaban hacer una escapada a cualquier parte de la isla. “¡Qué hombre tan agradable!” dijo Janelle, “¡no me puedo creer que nos haya dado champán! ¡Claro que deberíamos llamarle de nuevo!”.
Últimos detalles de la pedida de mano en Santorini perfecta
George y Panos habían programado la pedida para el jueves por la noche. El miércoles, Panos le escribió para pedirle que le diera el anillo a la mañana siguiente. Quedó con él a escondidas en Fira, la capital de Santorini, donde la pareja había decidido pasar la jornada. Panos estaba emocionado y le dijo que había planeado algo excelente. Le pidió que fuera vestido con chaqueta y que llevase unas tijeras y un antifaz. Y quedó en recogerles a las 7 de la tarde a la puerta de la villa. George compró en secreto un antifaz para dormir, que ocultó en el bolsillo interior de la chaqueta junto a las tijeras.
Cuando llegaron a la villa, le dijo a Janelle que iban a ir a cenar fuera y ella se puso un vestido largo blanco para la ocasión.
Panos los recogió con la misma furgoneta del primer día y el mismo detalle del champán. Luego los condujo a Dana Villas, donde George le pidió a Janelle que se pusiese el antifaz. Entonces le dio a Panos una lista de reproducción de ipod con las canciones favoritas de la pareja, y un cámara de Studio Phosart ocultó un micrófono en su chaqueta.
La hora de la verdad
George condujo a Janelle a lo largo de una pronunciada escalera hasta llegar al lugar donde debía pedir su mano. El hilo musical comenzó a reproducir la canción favorita de la pareja al tiempo que los fotógrafos inmortalizaban cada instante. Al llegar al pie de la escalera, había una hilera de velas dispuestas en forma de semi corazón. Panos indicó por señas el lugar donde debía ponerse Janelle y donde debían prometerse.
Una vez colocados uno delante del otro, George le pidió a Janelle que se quitase el antifaz. Cuando lo hizo, comenzó a llorar al ver lo hermoso que era todo. Fue como un sueño. Las velas perfectamente colocadas, la maravillosa puesta de sol, las vistas del mar, la pérgola cubierta de flores… Todo fue perfecto. George tomó las manos de Janelle al tiempo que la suave melodía era reemplazada por el zumbido de un dron que los sobrevolaba. Al levantar la cabeza, vio que del dron pendía un sedal, de cuyo extremo colgaba una bolsa de tela. Sacó las tijeras y cortó la cuerda y cogió la bolsa, con la caja del anillo en su interior.
Entonces se arrodilló delante de Janelle, le dijo lo mucho que significaba para él y le pidió matrimonio, a lo que ella respondió que sí. Después, uno de los miembros del equipo de Panos llevó un ramo de rosas gigante a George, que se lo dio a Janelle y la besó.
Acto seguido, Panos movió su mano y comenzó un increíble espectáculo de fuegos artificiales. Entonces le confesó a Janelle quien era en realidad el taxista que les había recogido en el aeropuerto, y cómo le había ayudado a organizar toda la pedida. Ella no podía creerlo.
Después de la puesta de sol, disfrutaron de una maravillosa cena con vistas al mar. ¡Esta pedida de mano en Santorini fue un sueño hecho realidad!