Puede que este mal hábito esté afectando de forma negativa en vuestra relación. No dejes que esto se interponga en el camino de un matrimonio feliz
Sabemos que la convivencia es difícil. En una casa, cada inquilino tiene unos hábitos, unas formas del cuidado de la casa y si estas formas no se parecen a las nuestras, surgen los problemas. Ponerse de acuerdo con compañeros de piso siempre ha sido complicado y el reparto de tareas no siempre nos gusta pero es imprescindible para tener un hogar limpio y ordenado.
Pero, ¿qué pasa cuando tu compañero de piso es, a la vez, tu pareja? Tener hábitos de ordenación diferentes a los de tu pareja puede ser un gran factor de estrés en tu relación. Si tu afán (o el de tu pareja) por mantener la casa ordenada es como Marie Kondo puede que las diferencias en cuanto a los cuidados de la casa, afecten negativamente en vuestra relación.
Si el desorden (o el de tu pareja) afecta de mala manera en la relación hasta avergonzarte de invitar a amigos a casa, probablemente priorizar la limpieza sea una buena idea. Debéis cuidar el ‘nido de recién casados’. En una encuesta realizada por OfferUp, a 2.000 adultos, un 40% admitió que solo se ocupa de la limpieza y la basura cuando entran a una nueva casa, una vez pasa el tiempo se acomodan y pasan del hogar.
Sin embargo, el 70% de los encuestados afirmó sentir una buena sensación de logro después de ordenar. El 61 dice sentirse menos estresado. Y un 54% describe una sensación de relajación. Quizás por estas buenas vibras después de limpiar es que dejan acumular la suciedad.
Si tu casa necesita una buena mano de limpieza, coge algunas cajas para almacenar cosas que no utilices. Haz esto con tu pareja y tirad todo lo que no sirva. Convertidlo en una actividad para reforzar vuestra unión y deshaceros de lo que no genere alegría. También podéis vender los bártulos que no utilicéis y, de paso, sacar un dinerillo extra.
No solo tendréis una casa más limpia, sino que probablemente tendrá una relación más pacífica a largo plazo.