“Poner mirando a Cuenca”, “Llevar al huerto”, “Echar un polvo”… Son algunos de los eufemismos sexuales que podemos escuchar constantemente pero, ¿Alguna vez os habéis planteado de dónde proceden? Pues hoy, en LSC, nos lo hemos preguntado. Las respuestas os sorprenderán.
No hay que ser un lince para saber a qué se refieren cuando nos dicen o escuchamos cualquiera de estas expresiones. Las connotaciones sexuales es algo que tenemos más bien claro. Pero, si nos dicen que las personas ya utilizaban estas frases en el siglo XV, quizás nos quedemos más sorprendidos.
Los eufemismos sexuales: Desde la Antigüedad hasta nuestros días
– “Llevar al huerto”. Por si alguna tenéis alguna duda, si os dicen esto, os están diciendo que se quieren acostar con vosotras. Así de directo y así de sencillo. Encontramos su origen en la tragicomedia más famosa española: La Celestina. Calisto, un joven de la alta nobleza se enamora perdidamente de Melibea, pero ese amor no es correspondido. Desesperado, solicita la ayuda de una alcahueta (La Celestina) quien, a través de artimañas, consigue convencer a la dama. Así se produce la primera cita entre Calisto y Melibea. ¿Dónde? En el huerto de la mujer. El resto os lo podéis imaginar.
– “Poner mirando a Cuenca”. Esta expresión nos lleva hasta los tiempos de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, quien ordenó construir un observatorio astronómico en una alta torre de Toledo. Si bien la obra era buena, quizás lo que pretendía llevar a cabo en esa torre no tanto, por lo menos para Juana. El objetivo final de la construcción era tener un lugar íntimo para encontrarse con sus amantes. Cada vez que subía alguna dama, le decía a Juana que iba a poner a una dama mirando a Cuenca para que pudiera disfrutar de las vistas. A sus guardias, que conocían la verdadera intención de Felipe, les hizo mucha gracia esta expresión haciéndola popular en el pueblo y hasta nuestros días.
– “Echar un polvo”. Entre el siglo XVlll y el siglo XlX era habitual el consumo de tabaco vía nasal. La fórmula de este tabaco era en polvo y también recibía el nombre de Rapé. Los fumadores estornudaban mucho con esta práctica, algo que incomodaba no solo a ellos si no también al resto de los presentes, por lo que solían salir fuera de la sala para mantener a todo el mundo contento. En las fiestas, era la excusa perfecta para que las parejas pudieran ausentarse e irse a otra habitación para tener relaciones sin levantar ninguna sospecha. Ya sabéis, “para echar un polvo”.
¿Sabíais el origen de todos estos eufemismos?