Conocido como el síndrome de Procusto se trata de un mal que afecta a las relaciones laborales y familiares, pero también a las de amistad y a las de pareja. Ahora bien, ¿en qué consiste? Los expertos de Mundopsicologos.com nos lo han explicado.
Si algo es obvio y sabido por todos es que es muy difícil brillar y sobresalir en todos los aspectos de nuestra vida. El fracaso, como el éxito, es parte de la existencia y hay que saber aceptar que otras personas sean mejores que nosotros en determinadas disciplinas o simplemente que les vaya mejor. De lo contrario, estaremos ante un tipo de envidia insana que podría ser la responsable de terminar con cualquier tipo de relación. Y es ahí donde entra en juego el síndrome de Procusto.
¿Qué es el síndrome de Procusto y cómo podría afectar en tu relación de pareja?
Si empezamos por contaros quién era Procusto, ya podréis empezar a imaginaros por dónde van los tiros… Se trata de un bandido de la mitología griega. Parece que su verdadero nombre era Damaste y que se deleitaba con una actividad bastante macabra, consistente en torturar a sus víctimas, poniéndolas en una cama y cortándole las extremidades a aquellos que sobresaliesen de la misma.
En la actualidad se dice que padecen del síndrome de Procusto aquellas personas que son incapaces de alegrarse de los éxitos de los demás, y no solo eso, si no que además centran sus energías en apagar la luz de estas personas a las que envidian. Este mal tan extendido en nuestra sociedad fue llevado al cine con la película española “Mientras duermes” protagonizada por el gran Luis Tosar. El film es un claro ejemplo de este trastorno llevado a los extremos.
Aunque es muy común que se de en el ámbito laboral, también es frecuente en relaciones de otro tipo como es el caso de las de pareja. El síndrome de Procusto a menudo afecta a personas inseguras, y experimentan un profundo sentimiento de inferioridad en comparación con los demás. Los demás se interpretan constantemente como una amenaza, como rivales imaginarios que pueden hacerlo mejor. Poseen un sentimiento de competitividad continua, olvidándose incluso de apreciar sus fortalezas al estar demasiado ocupados de destruir las de los demás.
Si identificáis que la persona que tenéis a vuestro lado, no es capaz de alegrarse cuando os va bien, cuidado porque esto podría ser el comienzo de un tipo de relación tóxica de la que no podría salir nada bueno. Si aún así queréis continuar con esa persona, es fundamental que reconozca que tiene un problema y que pida ayuda profesional.