La boda de Sara y Eduardo
Nuestros protagonistas: Sara y Eduardo se conocieron en el gimnasio y tras la increíble pedida de mano en lo alto del Empire State Building, se dieron el Sí quiero el 27 de junio del pasado 2015.
Vestido de la novia y traje del novio
Tras tener atados la localización ,las wedding planner, el catering y el fotógrafo, Sara pasó a la acción. El imprescindible en toda boda había quedado relegado ante tanta organización y tras tantear entre los ateliers de toda la ciudad el flechazo se hizo realidad con Rafael García Forcada. ¿El resultado? Un impresionante vestido similar a una obra de arte cincelada por las mejores manos, con una espalda de infarto combinada con la sencillez del cuerpo delantero.
El complemento ideal fue una corona tipo indie de la firma Lua Ysu, totalmente artesanal, los pendientes de oro blanco y brillantes de herencia familiar y los zapatos de piel de serpiente de Menbur.
El novio, tampoco quiso quedarse atrás. Lució un chaqué azul a medida de Taylorless, camisa blanca de Carolina Herrera, zapatos de Emidio Tucci, gemelos de MontBlanc y tirantes de Scalpers.
Ceremonia y celebración
Adentrándonos en el mundo de la decoración, Essencias de Boda no dudó en hacer que cada detalle contara. Desde las flores hasta el último detalle de la mesa del fondo (esa que ahí se queda en un rinconcito humillada ante tanta exuberancia). Además, contó con la ayuda de los novios.
Tanto la ceremonia como la celebración se llevaron a cabo en la finca de los Fresnos escogida por el padre de la novia por ser puramente extremeña y taurina. Un lugar maravilloso y gigantesco convertido en el perfecto lienzo para poner a prueba la creatividad y el buen gusto.
Rodeado de un manto de encinas y tras un largo pasillo de sillas de Napoleón como asiento para los invitados y de pacas de heno para los novios, Edu esperaba en un altar techado bajo una impresionante encina y delante de un oxidado depósito de agua que rezaba “All you need is love”. La novia llegó al lugar con una furgoneta Volkswagen muy vintage, la gran sorpresa por parte de sus amigas, y se encaminó hacia el altar por la larga alfombra de yute, con su padre guiándola en todo momento. Uno de los momentos imprescindibles y más emotivos para ella. El resto de la decoración de la ceremonia estaba compuesto por una mesa de limonada bien fresquita para hacer amena la espera y refrescarse en todo momento, la tendencia en bodas veraniegas: un paipas para el calor, un mural de madera en tonos rosados y grisáceos y otros elementos imprescindibles y tradicionales en la boda como pañuelos, confeti, arroz y un protege tacones (nos apuntamos a esta brillante idea, ¡se acabó el hundirse en la tierra!).
Tras este momento tan personal y justo en el momento en el que el sol se despedía un día más dejando sus últimos y relucientes rayos sobre un cielo anaranjado y unas vistas de 10, pasaron a la celebración.
El cocktail, llevado a cabo por Catering Palacio de Arteaga, fue todo un acierto. Una cantidad ingente de comida relucía en stands y mesas decoradas con mucho mimo por Essencias de Boda. Nos encantan los detalles de los carteles de madera, los cestos y las cajitas que completaban el escenario.
Los invitados pudieron probar las exquisiteces de los 6 diferentes puestos de gastronomía como el shushi bar, el rincón mexicano o el mítico puesto de quesos e ibéricos que tanto triunfa. También se dejaba ver un puesto de snacks, varios puntos de cerveza integrados en bebederos, una barra de vino…
Pero el rincón que más nos ha gustado de esta boda es su Candy Bar. Galletas con forma de mariposa, palomitas, chuches, cake pops y un tarta falsa de donuts de glasé rosa con Playmobil como figuras de los novios.
La gran fiesta fue ambientada en la plaza de toros de la propia finca. Ésta estaba dividida en tres zonas: la de descanso, la de relax ambientado con mucho colorido, tabaco y cachimbas y la más dulce y divertida con un Candy Bar y un photocall.
Y para el baile inaugural, los recién casados quisieron hacer partícipe a sus invitados con una suelta de globos bajo un escenario lleno de farolillos.
Las fotografías que os mostramos fueron capturadas por BodayArte (amigo personal de los novios).
Otros detalles súper bonitos:
Regalos para los invitados: chapas personalizadas (a elegir) y zapatillas converse con el logo personalizado.
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