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Estefanía y David
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BODAS / Estefanía y David, una boda en un mar de olivos

Enrique Ponce y Ana Soria se preparan para el ‘sí, quiero’

Así son las mascarillas de la realeza

Oscuro Claro

Estefanía y David se conocieron hace años en una fiesta de cumpleaños. Una bonita casualidad cambiaría sus vidas para siempre. Hoy os contamos su historia de amor. 

 

Estefanía y David se conocieron según la novia «de la forma menos romántica y más casual». La historia de Estefanía y David no tiene desperdicio y estamos seguros de que os sacará alguna que otra sonrisa.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Era el 23 cumpleaños de Estefanía y lo celebraba junto a otra amiga en un pub a puerta cerrada con los amigos más allegados. Era pleno verano y, con esa edad, lo único en lo que pensaban las jóvenes era en tener un auténtico fiestón. Uno de los amigos de Estefanía avisó de que llegaría un poco más tarde y, que si no le importaba, llevaría a un amigo suyo de toda la vida, un amigo que no conocía nuestra novia. «Por entonces aún estaba sobria y recuerdo decirle en broma que sin problema, siempre y cuando estuviera de bien ver» .

Pero cuando su amigo entró con su acompañante a la fiesta no hubo cruce de miradas, ni amor a primera vista, Estefanía encontró a un muchacho tímido y muy simpático y él a una niña algo «piripi» que a los pocos instantes se escurrió cayendo al suelo. David, como un buen caballero, intentó ayudarla pero ella le dijo: «déjame, que estoy bailando ‘on the floor’ (la canción que por entonces estaba de moda de JLo).

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Estefanía llevaba una vida ajetreada, su vida laboral y estudiantil no le permitía tener mucha vida social. Después de su fiesta de cumpleaños no había vuelto a ver a aquel chico tímido hasta que, en contadas ocasiones, empezó a unirse a quedadas junto al otro amigo. «Era como esa medicina que recomponía el cuerpo, en cada quedada volvía a casa con la cabeza despejada y dolor de barriga de tanto reír con él, sus anécdotas y su forma de contar las cosas, dentro de su timidez, me encantaba».

A David no se le daba muy bien el inglés y unas pruebas de acceso a la universidad sirvieron para que nuestra pareja se acercara. David cuenta que Estefanía «no pillaba» sus indirectas. Su relación comenzó poco a poco. A Estefanía le daba un poco de miedo porque no tenían nada que ver el uno con el otro y todo parecía demasiado bonito para ser verdad. «Ahí empezamos a entender eso de que los polos opuestos se atraen», explica nuestra protagonista.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Con el paso de los años, nuestros novios se plantearon ciertas metas aunque la vida laboral de ambos no lo ponía fácil. David era indefinido en Jaén y Estefanía trabajaba en Madrid, pero un fin de semana que nuestra novia volvía a casa y por lo tanto a encontrarse con David, surgió la pregunta mágica: «¿Quieres casarte conmigo?».

Esa misma tarde decidieron que se conocieron en agosto y se casarían el mismo mes. Sería un evento muy personal, contando solo con familiares y con los amigos más allegados y así comenzaron su cuenta atrás. Fecharon su boda en el 18 de agosto de 2018. («18-08-18, muchos 8 que simbolizan los días, meses y años infinitos que nos quedan por vivir juntos»)

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

En mayo de 2017 se lo contaron a la familia. Sus trabajos los limitaban al máximo para poder reunirse con proveedores y demás personas que querían que les ayudaran el día de su boda para que todo saliera redondo. Nuestra pareja tenía las cosas muy claras: querían una boda muy de Jaén, promocionando a proveedores de la casa. Más que una boda querían que fuera una fiesta más grande de lo normal en la que irían «disfrazados» con trajes especiales.

Boda Estefanía y David: organización

Lo primero que hicieron nuestros novios fue coger fecha en la Basílica Menor de San Ildefonso. Querían que fuera lo más tarde posible para evitar el calor jienense. La fijaron a las 8 de la tarde. Lo siguiente fue el restaurante, ahí no hubo duda, los hermanos: Reguera de Cerropuerta.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Para una fiesta en familia, que era lo que querían preparar nuestros novios, querían estar como en casa y ese cortijo con sus preciosos pinos y olivos, la brisa de la noche y sus maravillosas vistas a la ciudad con la Catedral y el Castillo de Jaén de fondo, era el escenario perfecto. «Queríamos una apuesta segura, donde todo saliera redondo, donde los invitados comieran rico y en cantidad». No hubo problema con la confección del menú, muy fresco y vanguardista a la hora de su presentación. Durante la copa de espera ofrecieron una buena selección de AOVEs y encurtidos. Un dato curioso es que nuestros novios no querían tarta de novios, ellos querían un buen postre de chocolate.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Para la fiesta no podía faltar un buen Dj y alguien que hiciera que los invitados se soltaran la melena. Para ello hablaron con María Yera, una mujer encantadora que se esconde detrás de «La Chulérica» un fotomatón con millones de atuendos para los invitados entre pelucas y otros accesorios, que durante 2-3-horas captaría las instantáneas más divertidas dándoselas de recuerdo a cada uno de los invitados.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Como Dj: Álvaro Cobo fue todo un acierto, supo captar el ambiente que queríamos, con canciones de ayer y de hoy para todos los gustos. Canciones que hicieron que se moviera desde los más pequeños a los más mayores.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Si hubo algo difícil que elegir, eso fue el recordatorio para los invitados. Nuestros novios querían algo personalizado que no se quedara en el mueble o en el salón de casa. Ana de NituNiyo se encargó de esta parte. Estefanía y Ana ya se conocían y supo captar a la perfección lo que querían nuestros novios. Se decidieron por un sitting que sirviera de recordatorio, de manera que cada invitado tendría su nombre grabado en madera con un imán para usarlo de adorno en la nevera o cualquier otro lugar. No pudieron faltar unas rodajas de madera de olivo, lijadas y escritas a mano. Estas rodajas las usaron para escribir a los familiares unas palabras de agradecimiento. «Con lo vergonzosos que somos no nos iban a permitir expresarlas en voz alta y de esta manera tendrían un recuerdo para siempre».

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Aún así nuestros novios querían algo más con lo que agasajar a los invitados, así que se decidieron por música y flores. A loa chicos les regalaron la BSO de la boda, un cd con las canciones favoritas de los novios tocadas a violín y piano por el grupo que les acompañó en la Iglesia y en la copa de espera, Sergio y Emilio. Y para ellas, un ramillete de flores.

De las flores se encargó Rosa, de Quercus. Ya la conocían de antes y en una sola reunión decoraron la Iglesia, los coches, la cestita de la niña de arras y elegimos los ramilletes de las invitadas. Lo más difícil de elegir fue el ramo de novia. Las hortensias azules son las flores favoritas de Estefanía pero Rosa le dijo: «olvídate de hortensias naturales en el mes de agosto, no te van a durar». Varias citas después dieron con el ramo de sus sueños: un bouquet deshecho, más grande de lo estipulado, con tallo largo y muy verde, que incluía olivo y unas rosas inglesas naturales blancas y preciosas, muy parecidas a las peonías, pero más resistentes al calor.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

En la puerta de la Iglesia, los novios querían unos grandes jarrones con flores naturales y así fue.

La música de la iglesia corrió a cargo de Sergio y Emilio. Sergio fue compañero de Estefanía en el colegio e instituto y desde pequeño tocaba el violín. Nuestros novios los escucharon en directo y se quedaron maravillados. «Variaban de los clásico a lo moderno y para colmo aceptaban canciones específicas que se prepararían. No nos hizo falta irnos a casa para decidir, nos miramos y estaba claro. Ellos se encargarían de poner el ritmo en la Iglesia y durante la copa de espera»

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

En la parte organizativa ya solo faltaba el videógrafo, que fue Italo, un buen amigo de la pareja. Gracias a él conocieron a Alberto Quero, que sería el fotógrafo.

Estefanía y David: los novios

David se dejó asesorar por el equipo de Latino Hombre, que por aquel entonces lo regentaban Carlos y Beatriz. Estefanía nos cuenta que siempre solían ir muy complementados, hasta el punto de llevar los mismos tonos (sin hacerlo a posta). Algo parecido les ocurrió el día de la boda. El color favorito de ambos es el azul. David eligió ese color para los complementos, al igual que Estefanía. Ella llevó sus zapatos azules, unos Manolo Blahnik, concretamente el modelo Hangisi en azul satinado. Ese sería «su algo azul».

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

David vistió de chaqué y, según nuestra novia, lucía radiante.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

En cuanto al vestido de novia, Estefanía lo tuvo difícil para encontrar algo que le gustara y encajara con su estilo. Hasta que un día su madre la invitó a pasar por FrancaLuna Novias.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Charo, María y su modista con manos prodigiosas, fueron sus tres hadas madrinas y tejieron el vestido de su vida. Ellas le enseñaron el catálogo de Jesús Peiró. En ese momento, Estefanía vio la luz con su colección «Metrópolis». «Solo hicieron falta dos vestidos para dar con el mío y aun así, no me sentía del todo yo. Ahí apareció la mujer de las manos mágicas, que me advirtió de todos los contras que tendría hacer todos los cambios que yo quería en el vestido y aun así, me dio igual. Ella confió en mi gusto y yo en sus manos y fue la mejor decisión de mi vida. Ya sabía lo que quería y cómo. Hicieron falta muchas pruebas para que el vestido encajara perfectamente en mi cuerpo y aquellas manos mágicas lo hicieron posible. Dos días antes lo recogía y lloraba, esta vez sí, de alegría, y ellas conmigo».

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Como complemento, un velo de tul de plumeti con borde amantillado como regalo póstumo de su abuela fallecida. «Ella vestía de mantilla y yo seguí esa tradición». 

Una vez tenía su vestido de novia completo, Estefanía vistió a Lucía, la sobrina de David, con un vestido fresco, cómodo para ella, con plumeti y con un recogido en paniculata en el pelo. Paula, la prima pequeña de la novia y encargada de ayudarla con la cola, iría en azul klein como los zapatos, y con un vestido de vuelo.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Juanfran, de Bella Serrano y amigo de Estefanía, fue el encargado de adornar el pelo de la novia y el de las niñas (arras y dama de honor). En el caso de Estefanía quería una pieza personal con mucho significado. Una pequeña tiara en plata envejecida, adornada con algunos cristalitos transparentes y el detalle de tres libélulas, fue la composición perfecta.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Del maquillaje y el peinado se encargaron Noemí Leal y Esther Morales, fueron todo un acierto. Ellas prepararon a la madre de Estefanía, a su prima (que sería damita de honor) y a la propia novia.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Para el transporte, los padres de Estefanía quisieron regalarles el «viaje» en un Rolls Royce blanco roto. En cuanto a las alianzas, fueron su regalo de Reyes, con un diseño turco de oro blanco y amarillo. Unas alianzas muy discretas y finas, ya que ninguno de los dos están acostumbrados a llevar joyería.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

¡Ya estaba todo! Ahora solo faltaba esperar a que llegara el gran día.

La boda

Estefanía decidió salir de la casa de campo de sus padres. La mañana previa a la boda la pasó con sus padres y su prima pequeña muy tranquilos. Cuando llegaron Noemí y Esther empezaron los preparativos, no solo de ella, también de su madre y la pequeña.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

David, por su parte, decidió vestirse en el hotel acompañado de sus hermanos y cuñados. Para él también fue un día tranquilo, siguió con sus rutinas de la mañana, e incluso cuenta que tuvo tiempo para ver «Aladdin» con su sobrina.

Tras unas cuantas fotos, ambos se disponían a salir camino a la Iglesia. David, como era de esperar, llegó primero y la estuvo esperando en el altar hasta que apareció Estefanía. «Estaba preciosa». La ceremonia, nos cuentan, fue muy bonita y participaron familiares por ambas partes. Al terminar, a nuestros novios le esperaba una auténtica lluvia de arroz. Las felicitaciones de los invitados daban el pistoletazo de salida al autobús que les llevaría a Cerropuerta para iniciar la copa de espera.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

Los novios hicieron un poco más de tiempo mientras se echaban algunas fotos por la ciudad y seguir con otras pocas tomas en el mismo restaurante. La copa de espera fue todo un éxito para los invitados. Había grandes espuertas con hielo con distintos tipos de cervezas (Alcazar, San Miguel, Mahou, Cruzcampo, Heineken…), así los invitados podrían servirse a su gusto.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

La cena transcurrió tranquila. Nuestros novios tuvieron tiempo de saludar a cada uno de los invitados pero también de disfrutar de cada plato. Repartieron todos los regalitos y llegó el momento de abrir la pista de baile. El baile, confiesan, que no fue lo mejor del día pero al menos ellos se rieron más que nunca y hoy recuerdan el momento como una de esas anécdotas graciosas que se cuentan.

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

El resto fue genial, Estefanía nos deja claro que: «Una boda nunca sale exactamente como la planeas, y quizás hubiera muchas cosas que a día de hoy modificaríamos, pero es cierto que si pensamos en aquel día, ambos lo recordamos tal y como queríamos que fuese: con los nuestros, disfrutándolo y entre risas, marcando un punto y seguido en nuestra historia en la que confirmábamos que David, siempre seria la casualidad más bonita que llegó a mi vida; y yo siempre seria su sueño hecho realidad».

Boda de Estefanía y David.
Boda de Estefanía y David. Fotografía: Alberto Quero

 

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