Zoa y Quique se casaron en abril de 2023 en Andújar, Jaen. Para su boda, de espíritu romántico y campestre, eligieron un tema, “Los olivos de Andujar”, que definió todo el estilo de la celebración.
Nuestros protagonistas fueron compañeros de universidad desde su primer curso, el de 2013. Compartieron cuatro divertidos años de estudios durante los que disfrutaron de una bonita amistad. Sin embargo, no se atrevieron a dar el paso de comenzar su historia de amor hasta que ambos concluyeron la carrera y empezaron a trabajar. Cinco años después, decidieron formalizar su relación con una boda con mucho encanto.
El vestido de novia y los complementos
En su gran día, Zoa lució un vestido a medida de Beatriz Álvaro. La diseñadora madrileña la acompañó durante todo el proceso y fue clave no solo en la creación del traje, captando desde el primer momento lo que la novia tenía en mente y adaptándose al estilo clásico y campestre que la pareja había elegido para su boda. También hizo que encajasen el resto de las piezas del puzzle coordinando joyas, peinado y zapatos y consiguiendo que todo encajase a la perfección.
Los pendientes de la novia, de Cecilia Zavala, unas margaritas doradas hechas a mano, únicas y muy especiales, le dieron un toque original y muy en sintonía con la esencia del gran día.
Respecto a los zapatos, Zoa apostó por unas cómodas pero elegantes alpargatas blancas de Castañer, muy apropiadas para el ambiente de la celebración.
Una trenza desenfadada que en la ceremonia iba sujeta en un moño junto con un maquillaje muy natural, constituyeron su look beauty. Fue la madre de Zoa quien tuvo el placer de maquillarla, consiguiendo un resultado natural muy acorde con su estilo cotidiano.
La madre de la novia también lució una creación de Beatriz Álvaro, una falda larga y elegante con colores cálidos que encajaba a la perfección con el entorno, rodeado de olivos.
Las flores de la boda
Pajarraca Madrid se encargó de llenar de flores y olivos cada momento de la boda. Su equipo contempló cada detalle para mantener la armonía, desde la decoración del coche, hasta la de la iglesia, el ramo o la entrada a la viña donde tuvo lugar la celebración, el espacio reservado al cóctel y las mesas del banquete.
Su equipo entendió desde el primer momento la idea que tenían los novios y supo cómo hacer realidad su proyecto de boda. “Nos acompañaron en todo el proceso para asegurarse de que hubiese un hilo conductor durante el día completo. Además, prepararon tocados florales para todas las invitadas. El objetivo era conseguir que todo el mundo se sintiese partícipe de la celebración y en sintonía con el lugar. Además, pudieron guardar ese regalo único y especial del día de la boda”.
Ceremonia y celebración
Zoa y Enrique se casaron en la iglesia de San Bartolomé, el mismo templo donde celebraran su boda los abuelos del novio sesenta y cuatro años antes. El matrimonio, con 90 años de edad, estuvo presente en la celebración y ofreció un discurso muy emotivo en el que analizó su recorrido vital como pareja durante sus cerca de setenta años de unión.
La celebración tuvo lugar en la casa familiar de campo del novio, en la sierra de Andújar, Jaén. Un espacio idílico situado entre olivos, que toda la familia conoce como La Viña. Se trata de un lugar simbólico y muy especial para toda la familia, donde cuatro generaciones se han criado y compartido momentos entrañables.
El catering La Manzana de Adán se ocupó de toda la gastronomía de la boda, inspirándose en la cocina regional andaluza.
Las invitaciones y el regalo de las invitadas
Las invitaciones fueron pintadas en óleo personalmente por la novia, con un fondo de hojas de olivo y un mapa, también realizado a mano, señalando la iglesia y “La Viña”. En cuanto al regalo de las invitadas, Pajarraca Madrid se encargó de que a ninguna le faltase un tocado de flores acorde a su vestido, un detalle verdaderamente original.
El momento más emotivo
El día estuvo lleno de emociones. El primer momento a destacar fue la entrada en la iglesia de la novia con su padre mientras sonaba el Canon in D de Johann Pachelbel.
Las canciones del coro, especialmente elegidas por los novios y cantadas por un coro familiar constituida por primos, tíos y amigos resultaron especialmente entrañables.
Por último, el baile de los novios con sus padres fue muy especial, ya que se habían ocupado de preparar una coreografía con una canción muy propia del lugar, Todos los besos, de los Rebujitos. Novios y padres bailaron con estilo andaluz.
En la boda predominaron los colores alegres y las pamelas. El día, como un día propio del mes de abril en la sierra iliturgitana, empezó con alguna gota de lluvia, pero terminó con un sol abrasador, de esos que todo el mundo desea previos al verano.
Fotógrafo
Los novios eligieron a Miguel Márquez, un profesional con centro de operaciones en Andalucía que consiguió realzar el lugar tan especial donde se celebró la boda y el sentimiento familiar entre todos los invitados, aportando a las fotos un estilo cotidiano y natural, justo lo que la pareja buscaba.
Luna de Miel
Zoa y Quique eligieron un destino poco habitual en el que pudieran encontrar paz y calma para descansar y al mismo tiempo disfrutar de la adrenalina y naturaleza. Recorrieron Nepal durante un mes, desde las llanuras selváticas fronterizas con la India, donde pudieron observar al tigre de Bengala, hasta más de 4.200 metros de altura, subiendo al campamento base del Annapurna, pasando por las principales ciudades y empapándose bien de su cultura, gastronomía y costumbres.