Carol y Nacho se conocieron en 2019 y desde entonces no se han separado. Sellaron su amor el pasado 20 de abril de 2024 en un espacio único, la Finca Arudecas. Allí disfrutaron de un ambiente mágico mimado al detalle rodeados de la mejor compañía.
“Nos conocimos un 13 octubre”, explica la novia. “Fue de una manera tan natural que nuestra historia empezó en una hamburguesería desde la que fuimos juntos a una taberna del madrileño barrio de Salamanca. A los pocos meses, por desgracia o por fortuna para nosotros, nos reunimos para ver qué pasaba con la pandemia y nos tocó vivirla juntos. Fue la mejor manera de conocernos y entonces nos dimos cuenta de que nos complementábamos en todo. Nacho me ha enseñado a luchar por mis sueños y a no rendirme nunca”.
El vestido de novia y los complementos
“Siempre supe que Alejandra Svarc iba a ser la diseñadora de mi vestido, era mi sueño”, asegura Carol. “Siempre veía sus diseños y soñaba con que algún día llevaría puesto una de sus grandes obras de arte. Tanto ella como su equipo estuvieron cuidando cada detalle para que quedara tal y como siempre había imaginado”.
“Nunca dudé en llevar velo y creo que la elección de la capa vaporosa recomendada por Alejandra fue la mejor de las decisiones. Además, el modelo fue creado pensando en los espacios de la maravillosa finca donde celebramos nuestro matrimonio, la Finca Arudecas, en Cañada de Calatrava, Ciudad Real”.
“En cuanto a las joyas con las que acompañé el vestido, en un principio me decidí por un diseño de M de Paulet, formado por unos pendientes largos con una pequeña perla en el centro”.
“Todo cambió en una de mis visitas a la Finca Arudecas, cuando Antonio, su propietario, al hablarle de mi vestido y de las ideas que tenía para la celebración, me ofreció la posibilidad de llevar la Tiara familiar que conservaba”.
“Se trata de una tiara-corona pavo real holandesa, Art deco-Belle epoque 1915/20 en platino y brillantes. Jamás imaginé que iba a llevar una pieza de este estilo en mi boda, pero cuadraba perfectamente con el diseño que tenía en mi cabeza y me hizo muchísima ilusión que Antonio me la ofreciera”.
“Complete mi look con unos zapatos de Flordeasoka. Mi amiga Miren, que se casó el invierno del año pasado, me recomendó que optara por esta firma por su comodidad y fue todo un acierto”.
“Elegí un modelo de terciopelo en color avellana. ¡Todo el mundo me comentaba en la boda la elegancia que desprendían!”
Respecto a las flores, “Siempre me han encantado las flores y su significado. Para nosotros el color blanco no podía faltar, ya que significa pureza. Las hortensias son mis flores favoritas y no dudé en llenar tanto la ceremonia como la finca de ellas, porque, además, eran las flores favoritas de la abuela de Nacho”.
“Por otro lado, queríamos añadir verde y no podía faltar el eucalipto, favorito de mi abuelo Antonio”.
“Mi ramo de novia era de peonías blancas y eucalipto y lo elaboró Estrella Díaz, de Díaz Floristas Estrella. Llevaba un lazo de terciopelo azul con una medalla en memoria de mi abuelo. El color azul se debe a que mis pajes llevaban unas capas de terciopelo diseñadas por Labubé”.
El maquillaje y el peinado
“Oui Novias vino a la finca para prepararme el día de mi boda. Elegí a Agatha Ruiz para mi maquillaje y también para el de mi madre, porque tenía tonos tierra muy neutros y las novias que maquilla quedan muy naturales. En cuanto al peinado, casi toda mi vida, hasta adolescente, estuve en la carrera de danza clásica y el moño es algo que siempre me había planteado. Mi decisión fue mucho más firme cuando Antonio me ofreció llevar la Tiara”.
El novio, la madrina y la madre de la novia
“Nacho siempre ha tenido claro que se casaría con chaqué clásico. Él confió en la sastrería de Silbon para su levita y en la de Scalpers para su pantalón, puesto que se enamoró del color oscuro de esas rayas grises que se salen un poco del molde habitual del chaqué. Todo terminó de cuadrar con el chaleco y camisa, que le hicieron a su gusto y a medida en Pepa Chaqué, personalizados ambos con sus iniciales”.
“Complementó el conjunto con unos zapatos negros de Ortiz & Reed, unos gemelos de Montblanc y una corbata de Louis Vuitton. Por último, además del aroma que desprendía su perfume Esencia de Loewe, dio un toque adicional de elegancia al outfit con un guiño familiar, llevando el reloj de bolsillo de su padre”.
“Tras la ceremonia, para ganar agilidad y modernidad, cambió dicho reloj por un reloj de pulsera Hamilton Jazzmaster Open Heart”.
En lo referente al peinado, “Nacho confío como siempre en Carol, de Luis&Tachi y para el retoque de ese día en Agatha, de Oui Novias”.
Isabel, la madrina, iba espectacular con un diseño de Victoria Colección en verde lima con mantilla negra.
“Mi madre, María de Gracia, optó también por Victoria y lució otro de sus diseños en tono rosado nude y plumas. Todo el mundo le dijo que iba súper elegante, como es ella”, asegura la novia.
Invitadas más elegantes
Las amigas de la novia y testigos, Eva, Carolina, Bea, Myriam, Laura, Alba, Virginia, al ser una boda de día, llevaban grandes pamelas con plumas en rafia y diferentes tonalidades, además de tocados voluminosos. Todas los combinaron con vestidos en tonos primaverales que acompañaban muy bien a la finca, que lucía de verde y estaba llena de flores en tonos amarillos, granates y rosados.
Vestidos de Coosy, Mannit, Mattui o Panambi entre otras firmas y pamelas de Pamela by Carmina y Mimoki.
“Mi abuela Puri, de las más elegantes, llevaba un diseño hecho con mucho cariño de Tisú Atelier, realizado por la madre de mi mejor amigo Jesús Olmedo”, explica Carol. “Mi cuñada Virginia llevaba un precioso diseño de Antonio Rabadán y mi prima Paola llevaba un vestido de la firma Marta Villaruiz, quien recibió un premio a la mejor diseñadora joven el año pasado”.
La ceremonia y la celebración
La ceremonia se celebró en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Puertollano. “Es el pueblo en el que nací y crecí. Me dedico a la enseñanza secundaria obligatoria en un colegio católico de Madrid, el colegio Claret, que para mí es como mi familia”, explica Carol.
“Desde el primer momento me acogió y la gente que me rodea cada día es excepcional. Nunca dudamos en casarnos por la iglesia y Jorge Ruiz y Manuel Peñalba, claretianos de mi congregación, vinieron a casarnos y después nos acompañaron a la Finca Arudecas, sin duda, la mejor de la región, donde se llevó a cabo la celebración”.
“Cuando fuimos a visitar la finca era primavera del año pasado, estaba toda la entrada llena de rosas y con una tonalidad de colores preciosa. Al entrar, sentí una sensación que jamás había vivido: ‘Yo quiero celebrar mi boda aquí'”.
“Y es que al adentrarte en la finca Arudecas te dejas atrapar por su belleza: esculturas con historia, pavos reales, mobiliario de todo tipo de épocas que jamás encontrarás en otro lugar y, sobre todo, esos rincones tan especiales en los que Antonio cuenta con su historia el motivo de los mismos”.
“Decidimos contar con el Catering La Toja y fue todo un acierto, porque con Joaquín a los mandos, la comida estuvo espectacular desde principio a fin. Su cercanía y la profesionalidad de su equipo, hicieron que todo el mundo saliese muy contento”.
“La celebración comenzó con un cóctel en el Jardín de los Aromas. Escogimos este rincón porque tiene un olor característico que, acompañado de la belleza de sus esculturas de mármol, talladas a mano y con un hilo musical de violín y violonchelo del grupo Musicordae, resultó maravilloso”.
“Tuvimos córner de arroces, córner de quesos, vermut y aperitivos”.
“También añadimos un córner de cochinillo de José María, el mejor de toda Segovia y creo que fuimos pioneros en ello. Jorge, nuestro claretiano, es el hijo de José María y su querida hermana Rocío nos hizo un hueco para dedicarle este rincón. También nos acompañaron, durante el cóctel, dos cortadores de jamón de confianza. Ramón Márquez, de la tierra de Nacho, que ha sido campeón de Extremadura en varias ocasiones, fue el encargado de seleccionar y cortar los mejores jamones para la ocasión. Finalmente nos decantamos por jamones de Emilio Díaz, que son de total confianza de la familia de Nacho”.
“Mari Carmen, de La Toja, nos ofreció todas las facilidades para que todo estuviera a nuestro gusto, tanto en lo relativo al mobiliario como a distintas posibilidades de mantelería, menaje y cristalería”.
“El seating plan fue ambientado en Don quijote de la Mancha, dado que estábamos en su propia tierra”.
“La temperatura fue espectacular ese día y pudimos disfrutar del menú en los jardines de la finca. Las mesas estaban decoradas con su correspondiente número en acuarela dentro de molinos de viento, que fueron pintados por mi compañera y artista Ángeles Domínguez”.
“Para animar las mesas, en cada una de ellas se nominó a un capitán y a un árbitro, como si jugásemos al fútbol. El capitán, encargado de animar la mesa, contaba con un brazalete para su fácil identificación”.
“El árbitro, además de contar con sus tarjetas rojas y amarillas, con sus correspondientes castigos en chupitos, disponía de una cámara que le permitía captar los mejores momentos de la mesa, como si del VAR se tratase”.
“Todas las mesas, además, fueron completadas con una botella de tequila con maracuyá, sirviendo para que todos pudiésemos brindar al ritmo mejicano de ‘Sigo siendo el Rey'”.
“Tras la comida, pasamos a la Plaza del Olivo Centenario para disfrutar de la música en directo del grupo de flamenco Los Tocayos, todo ello acompañado de un córner de gin tonic para los más animados y un córner de cafés con bollo turco, dulce típico de Jerez de los Caballeros. Este ambiente sirvió de nexo entre la comida y el posterior baile”.
“Para ello, todo el mundo pasó al interior del gran salón, pasando por la puerta del torreón para asistir al baile nupcial”.
“Así dimos comienzo a la fiesta, que no paró ni por la llegada de la recena del McDonald’s, que acompañamos con un candy bar y múltiples bocaditos típicos de nuestro país, desde el preciado caldito para reponerse de las copas, hasta huevos fritos con chorizo para coger energía y darlo todo”.
“Todo nuestro agradecimiento a Antonio por acogernos en su finca desde el primer momento y por permitirnos disfrutar de todos los espacios que tiene el lugar para su aprovechamiento al máximo, además del increíble mobiliario de época con el que cuenta y que puso a nuestra disposición. Y, sobre todo, por su trato tan familiar y cercano, que hizo del día más bonito de nuestra vida algo inolvidable, para recordar por todos los allí presentes. También a Patricia y a Daniel, personal la finca, que estuvieron preparando todo durante días para que estuviera impecable”.
Las invitaciones y los detalles de los invitados
“Encargamos las invitaciones a una imprenta de toda la vida de Madrid, donde un señor las hace a mano y su mujer, toda una artista, pinta paisajes en acuarela. Allí fue cuando decidimos pintar el torreón de Romeo y Julieta de la finca Arudecas junto a la iglesia donde nos casamos en las tarjetas y, en el interior del sobre, la torre de San Miguel del pueblo de Nacho, Jerez de los Caballeros”.
“En el colegio donde trabajo tenemos una fundación asociada de misioneros claretianos. Por ese motivo, decidimos colaborar con la fundación para apadrinar a un niño de Haití en nombre de todos nuestros invitados. Luego tuvimos algunos detalles más especiales con nuestros amigos más cercanos. A mis amigas les regalé un marco de fotos con algún momento especial y un llavero hecho a mano bordado con las iniciales de cada una. En el caso de Nacho, les regaló un pañuelo con un texto personalizado bordado”.
El momento más emotivo
“Para mí el momento más emocionante fue salir del Rolls-Royce, que alquiló para mí mi hermano Daniel, y ver a todo el mundo esperando”.
“La entrada a la iglesia, ver a Nacho con su madre al fondo y andar hacia él de la mano de mi padre. Fue un momento de nervios, muchos nervios. Ver a todas nuestras familias y amigos, además de a mis claretianos preparados para casarnos. Y, sobre todo, la Acción de Gracias que dio Nacho al final del sacramento. Fue un discurso emocionante en el que lloramos todos. Se hizo especial mención a aquellas personas que ya no podían acompañarnos”.
Fotógrafo y videógrafo
“José Pedrera y yo hemos trabajado muchas veces juntos en fotografía y cuando le hablé de él a Nacho, no dudó en contar con sus servicios. Nacho y José se conocieron en la sesión de fotos de preboda. Decidimos realizarla porque la primera toma de contacto es súper importante para entablar relaciones y quitar miedos”.
“Un fotógrafo debe conocerte, saber qué te gusta y como hacerte reír. A nosotros, José nos hizo sacar toda nuestra esencia y naturalidad en las fotos. Nos acompañó en la finca cuando estábamos vistiéndonos en los diferentes torreones y supo captar todos los detalles importantes”.
“El videógrafo, Santiago Delgado, no dudó en quedarse hasta el último momento para captar todos los mejores momentos del día”.
Wedding Planners
“Una de las mejores decisiones que tomamos fue, sin duda, elegir a Pilar y Victoria de @vpeventplan como nuestras wedding planners. Además de ser encantadoras, nos acompañaron a gestionar todo con antelación y nos dieron la seguridad que necesitábamos para esos días. Visitamos la finca Arudecas para conocer todos los espacios y aprovechar al máximo cada uno de sus rincones: Jardín de los Aromas con sus esculturas para el cóctel, espacios con mobiliario cedido por Antonio para el córner de bienvenida, cubretacones, alpargatas, paipais, etc”.
Luna de miel
“A Nacho y a mi nos encanta viajar y nunca habíamos estado en Asía y fue por este motivo por el que decidimos elegir Sri Lanka para iniciar nuestra luna de miel. Naturaleza, rutas por toda la isla, templos, safari y desconexión. Para terminar, unos días para descansar en Maldivas, destino recomendado por todos los amigos que ya se han casado”.