Pese a vivir casi al lado, Alejandro y Raquel se conocieron a través de una aplicación de citas en la que ninguno de los dos confiaba. Una historia muy actual con final feliz y una boda única con unos looks muy especiales que hoy nos sirve de inspiración.
«Yo había decidido eliminar la aplicación de citas de mi móvil porque no me convencía la gente que me hablaba o aparecía en ella cuando, de golpe y porrazo, una noche recibí un mensaje de Álex diciéndome que solo pasaba a saludarme porque era tarde y se tenía que ir a dormir», recuerda Raquel. «Me llamó la atención porque era muy diferente a todos los mensajes que había recibido antes y le contesté que no había ningún problema y que ya hablaríamos. Al día siguiente retomamos el contacto y ya no dejamos de conversar durante horas. Luego descubrimos que vivíamos muy cerquita, a dos paradas de metro. Fue muy curioso, porque yo soy de Andorra y en aquella época llevaba seis años viviendo en Madrid y casualmente me había mudado al barrio donde él vivía desde niño».
«La primera vez que nos vimos en persona fue porque tuve que hacer un viaje de trabajo con unas compañeras y a la vuelta me dejaban en una estación de metro que estaba muy lejos de casa. Yo venía hablando con él por el camino y, al llegar, se ofreció a recogerme para que no tuviera que hacer todo el trayecto en transporte público, pero solo para dejarme en casa, ya que tenía que ir a un concierto con unos amigos. Accedí con un poquito de miedo y fue tal cual: me vino a buscar y tardamos diez minutos en llegar en coche a mi casa, donde nos despedimos sin más. Quedamos a la semana siguiente para ir al cine y desde entonces no nos hemos vuelto a separar».
Así comienza esta historia de amor que llevó a sus protagonistas a casarse el pasado 7 de septiembre de 2024. La suya fue una boda muy original de la que te damos todos los detalles.
El vestido de novia y los complementos
Raquel lució dos vestidos, ambos creados en exclusiva para ella por la diseñadora Anita Singers.
«Una de las compañeras de mi antiguo trabajo ganó en un sorteo la creación a medida de su vestido de novia en el atelier de Anita Singers. Quedó tan encantada con la experiencia y con el trabajo realizado por Anita, que anoté su nombre y me dije que si algún día me casaba, le pediría presupuesto para realizar mi diseño. Mi compañera me había comentado que su trabajo era muy personalizado y, como yo no quería el típico vestido de novia, necesitaba que lo diseñasen desde cero para mí», explica la novia.
«Mi idea inicial era llevar un vestido negro. Luego fui cambiando de parecer y pensé en blanco y negro y al final acabó siendo de un color rosa pastel y negro. No quería ser la típica novia, porque yo nunca me había imaginado así. Contacté con Anita y desde el primer momento supo captar mis ideas. Además, me gustó muchísimo la experiencia porque a ella la sacaba de su zona de confort y me daba mucha libertad. Si veía que algo no me convencía, ella está abierta a todos los cambios».
«Anita me propuso realizar un vestido para la ceremonia y la primera parte de la boda y convertirlo después en un diseño con otra temática totalmente diferente, al estilo rock heavy que queríamos para la boda, que supo captar enseguida. Me gustó muchísimo la idea. Todo el tiempo deseaba que llegara el día de probarme el vestido y de tomar medidas, no solo por lo que es el vestido en sí, sino también por estar con ella unas horitas, ¡porque es un placer trabajar con Anita!»
El trabajo en el atelier de Anita Singers
«Raquel llegó a mi atelier por recomendación de una novia que había hecho su vestido personalizado conmigo», relata la diseñadora. «En nuestra primera llamada, me dijo: ‘Quiero una cita contigo porque sé que haces diseños personalizados y la idea que tengo para mi vestido de novia estoy segura de que no la voy a encontrar en ninguna tienda’. Todavía no habíamos comenzando con su proceso, pero al escuchar esto, ya sabía que Raquel era una novia Anita Singers. Ella estaba segura de sí misma, de su personalidad, de lo que quería expresar con su diseño. Quería involucrarse cien por cien en la elección de cada uno de los detalles de su vestido, sentirse realmente identificada».
«A continuación, empezó a contarme los detalles de su boda: ‘Mi boda no será una boda convencional: mi chico y yo celebraremos nuestro gran día con un festival de música heavy y lo que tengo claro es que quiero que mi vestido lleve algo de color negro’. A medida que la escuchaba mi ilusión aumentaba. Como diseñadora de vestidos personalizados, es este tipo de procesos los que ponen realmente a volar mi creatividad. Tuvimos una excelente conexión en esa primera llamada, Raquel ya tenía algunas referencia de ideas que le gustaban, me las envió y empecé a preparar todo para nuestra primera cita presencial».
«‘Flores negras’, me dijo. ‘Quiero que lleve flores negras’. Raquel quería ser una novia con todas las letras, con su vestido largo, romántico, impregnado de su propia personalidad, trabajado con materiales de alta calidad. Y, de la misma manera, deseaba romper con lo tradicional y sorprender a su novio, su familia y sus invitados».
«Hace ya unos años que en mi atelier venimos trabajando en ofrecerle a nuestras novias la posibilidad de confeccionar sus vestidos personalizados bajo un concepto formado por varias piezas, partiendo de la premisa de darle al diseño una vida mas allá del gran día. Me imaginé a Raquel llegando al recinto de la celebración con un vestido largo y la visualicé también con un vestido corto más cómodo, para darlo todo sobre el escenario. De esta imagen surgió la propuesta de un look formado por cuatro piezas. La primera pieza fue concebida como un vestido base corto en satén de color negro. Le añadimos un cinturón en el mismo tejido en la espalda, sobre la zona de la cintura, que decoramos con unas tachuelas de color plata para darle un toque más rockero».
«La segunda pieza propuesta y la protagonista fue un sobrevestido largo en tul de color nude y negro. Elegí estos materiales porque el tul tiene caída y es elegante, romántico. Una de mis prioridades en el diseño de Raquel era que fuera cómoda, así que esta pieza debería, ademas de ser la que llevara el mayor trabajo artesanal, una prenda ligera y fluida».
«El cuerpo lo confeccionamos con una base de encaje cuyo color personalizamos, ya que no lo encontrábamos en la misma gama del tono del tul. Combinamos texturas realizando unas jaretas sobre el encaje y añadiendo apliques de pedrería de color negro con forma de flores, cuya composición la hicimos directamente sobre su cuerpo».
«La manga la confeccionamos también en tul y a la espalda le añadimos el detalle de unos botones forrados con el encaje. La confección de esta pieza fue realizada un 98% a mano».
«La tercera pieza que trabajamos fue una pieza de quita y pon en tul negro, para acompañar al vestido base corto. Esta pieza tiene unas pequeñas tiras fruncidas que caen sobre sus hombros y de las cuales al mismo tiempo sobresalen dos capas del mismo largo del vestido. Fue inspirada en los detalles del vestido de la diosa que Raquel tiene tatuada en su espalda».
«La cuarta pieza propuesta fue una crinolina de color rosa palo confeccionada en poliamida. Esta pieza nos ayuda a dar volumen a los vestidos y a las faldas en corto, aportando un movimiento y un toque divertido y mágico al diseño. Este accesorio ya se ha convertido en un complemento estrella de la casa, ya que fue diseñado para nuestra línea Hollywood de vestidos inspirados en los años 50s», concluye la diseñadora.
Los complementos de la novia
Raquel lució anillos de Glamira y pendientes de Shein. Además, acompañó sus vestidos con zapatos de boda de Anna Field y zapatillas de fiesta Vans personalizadas. Respecto al ramo, llevó un diseño de flores preservadas de Auro Floral.
De su maquillaje se ocupó Elisabet Fernández Gómez, de Melgar Peluqueros y la peinó Laura García Núñez, del mismo equipo.
El traje de novio rockero
«Otra de las cosas que me fascinó de trabajar con Anita Singers es que aceptara el reto de diseñar el traje de mi chico», explica Raquel. «Tampoco se trataba de un traje habitual de novio, porque él quería casarse con una falda rockera. Pues, a pesar de que ella nunca había diseñado trajes de novio, se atrevió con esta creación tan especial y el proceso fue perfecto también con él. Él quedó súper encantado con el trabajo, con el cuidado de los detalles y con todo el amor que puso Anita tanto en mi traje como en el suyo. Además, como poco a poco fue conociéndonos y sabiendo cosas de los dos, adaptó los dos estilos sin que nosotros nos diéramos cuenta».
El trabajo en el atelier de Anita Singers
«Hasta la boda de Raquel mi trabajo ha sido cien por cien enfocado a las novias, es mi zona de confort. Pero estaba claro que Raquel no solo era una novia diferente, sino que, además, me plantearía un reto que yo acepté encantada. Me dijo: ‘Anita, mi chico quiere ir en falda a la boda, no se más, ¿tú se la podrías hacer? ¿Le digo que te llame y lo habláis?’ A lo que yo respondí: ‘Bueno, dile que me llame a ver qué idea tiene'», recuerda Anita Singers.
«Alejandro, además de ser un chico encantador, también tenía claro lo que quería. Él deseaba ser un novio en falda. Poco le importó que fuera a hacer el primer novio by Anita Singers, al contrario, me transmitió una gran ilusión con la idea de lucir los primeros diseños masculinos de nuestro atelier. Depositó su confianza en mi trabajo y yo, agradecida, acepté el reto».
«Hablé con mi equipo y nos pusimos manos a la obra con su diseño. Lo que más me interesaba era ofrecerle un servicio igual de personalizado que el de las novias y con las mismas técnicas de alta costura que trabajamos en mi atelier y así lo hicimos».
«Nuestra inspiración partió del traje de hombre escocés, principalmente del kilt, la falda escocesa confeccionada en tartan. Esta pieza era nuestra protagonista para el look de Alejandro. Los colores elegidos fueron el negro y el blanco y los materiales en los que confeccionamos sus piezas fueron lana fria 100%, algodón 100% y forro de raso. Para los complementos utilizamos cuero natural».
«El look de Alejandro estuvo compuesto por cuatro piezas principales: camisa blanca, chaleco, chaqueta y falda cruzada. Como complementos añadimos una corbata, unos calcetines negros y un ‘sporran’, que es una especie de bolso con la que los escoceses acompañan sus kilt. Cada una de estas piezas fueron confeccionadas a medida y de manera cien por cien artesanal en nuestro atelier. En este proceso estuvieron involucrados un sastre, un diseñador especializado en marroquinería y una bordadora».
«Alejandro tenía una petición muy especial: a él le gustan las calaveras y a Raquel los unicornios. Él deseaba añadir algún detalle con estas imágenes en su traje, así que bordamos unicornios y calaveras en los botones de su chaqueta y en la parte alta de sus calcetines. Todo un detalle que terminó de poner su nombre en Mayúsculas en el traje pensado para el día más importante de su vida. Raquel y Alejandro han sido los primeros novios by Anita Singers».
Alejandro acompañó su outfit con botas Kangaroos y, como Raquel, con zapatillas de fiesta Vans personalizadas.
La ceremonia y la celebración
«La temática de la boda era un Festival, porque tanto a Álex como a mí nos gusta muchísimo la música heavy y nos gusta irnos de festivales, entre ellos el Resurrection Fest, que fue el primer festival al que fuimos juntos», explica Raquel.
«Cuando fuimos a aquel festival por primera vez solo llevábamos tres meses saliendo y desde entonces nuestro lema es ‘Lo que une el Resu no lo separa nadie’. Y es que, una semana en un festival, durmiendo en tienda de campaña con solo tres meses de relación, es un reto muy grande».
«A ninguno de los dos nos gustan las bodas típicas ni los protocolos. Queríamos una boda disfrutona en la que todo el mundo, independientemente de si le gustaba o no nuestro estilo de música, pudiera vivir un festival desde dentro. Sobre todo queríamos que entendieran por qué a nosotros nos gustan tanto. Y lo conseguimos. A todo el mundo le encantó la boda. La celebramos en el Espacio abierto Noname Sport de Tres Cantos».
«Tuvimos una muy buena wedding planner, Karen Parra, que está también metida en ese mundillo, y nuestra celebración fue un festival puro y duro de música heavy para el que conseguimos contratar a grupos claves del ámbito musical español del heavy metal».
«La ceremonia fue encima de un escenario. Recurrimos a los típicos vasitos de festival para las bebidas, pusimos un tatuador, un photocall…»
Diseños novios: Anita Singers / Fotografía: Tonymadrid
«También llevamos una maquilladora, ya que la temática se acercaba un poquito a los vikingos y maquillamos a todo el mundo con esta idea».
«El libro de firmas no fue un libro en sí, sino una guitarra y unos platos de batería».
«Conseguimos lo que queríamos y todo el mundo se lo pasó genial y nos felicitó por la boda. No ha habido nadie que nos haya dicho que no le ha gustado algo, todo lo contrario».
«Montamos un festival privado para unas setenta personas entre familiares, amigos, músicos y cantantes, ya que todos se quedaron de fiesta después con nosotros y se lo pasaron en grande porque el ambiente era muy familiar y divertido. Además, todos fueron geniales y únicos en su estilo, al seguir nuestras indicaciones de ir vestidos como en un festival de heavy metal. ¡La verdad es que estuvo genial!»
Las invitaciones y los detalles para los invitados
Las invitaciones a esta boda tan especial no podían ser sino entradas y pulseras de acceso al Wedding Fest.
Respecto a los detalles para los invitados, Alejandro y Raquel prepararon unas originales lámparas de sobremesa en forma de guitarra para ellos y en forma de nota musical para ellas. Además, colocaron una mesa con merchandising de la boda (camisetas, tazas, llaveros, abridores…) para que los invitados cogieran lo que quisieran.
El momento más emotivo
«Sin duda, nuestro momento preferido fue la entrada conjunta a la boda en unas Harley-Davidson acompañados por el padrino, la madrina y un séquito de Harleys. ¡Espectacular!», recuerdan los novios.
Luna de miel
El colofón de esta boda tan especial fue un magnífico viaje de novios a Kenia y Maldivas que los recién casados disfrutaron mucho.