La elección del lugar de la boda es una de las cuestiones más importantes para todos los novios. Y a menudo, el gran dilema es: ¿celebrar el evento en un lugar cercano o en uno alejado con respecto al lugar de residencia actual de los novios?
En estas líneas enumeramos los pros y los contras de cada opción, lo cual te ayudará a tomar una decisión con mayor seguridad. Y sea cual sea tu elección, ¡seguro que acertarás!
Contras de casarse lejos de casa
Si has imaginado tu boda como un gran evento multitudinario con centenares de personas, casarse lejos de casa quizás no sea la opción más adecuada. Sin querer ser agoreros, debes mentalizarte de que a muchos invitados, aunque se mueran de ganas de acudir, no les será posible cuadrar fechas o cuentas, puesto que para ellos supondrá un viaje de dos o más días, lo que implica alojamiento y otros gastos extras.
Otro aspecto que debes tener en cuenta es que los invitados que sí vayan quizás tengan menos presupuesto para dedicar al regalo, puesto que una parte de él podrían emplearlo en sufragar sus propios gastos de viaje. Así que si concibes tu boda como una inversión de lo más rentable, quizás esta opción no sea la mejor.
Hablando de dinero: es muy probable que vuestro propio presupuesto deba aumentar también, puesto que deberás incluir los diferentes viajes de ‘reconocimiento’ que tendrás que hacer, no solo para elegir la ubicación exacta de la ceremonia y del banquete, sino también para cerrar detalles finales e importantes, como el menú.
Cierto es que muchas de estas cosas se pueden hacer a distancia, pero seguramente te resultará más difícil. Si surge alguna incidencia inesperada, tendrás que delegar en otras personas su resolución, confiando en que el cambio será de tu gusto.
A favor de casarse lejos de casa
Casarse cerca de casa es lo más cómodo. Pero, ¿quién dijo que la comodidad era el factor principal a la hora de organizar una boda? ¡Será el día más importante de vuestras vidas y merece todos los esfuerzos que sean necesarios! Así que si ningún inconveniente te frena lo suficiente, puedes concentrarte en las muchas ventajas que significa, hasta el punto de que ya se ha acuñado el término de ‘turismo de bodas’.
En lo que respecta a los invitados, una boda lejos de casa es un buen filtro para que vayan los que de verdad quieres que acudan. Quizás tus primos terceros, a los que hace veinte años que no ves, no querrán desplazarse varios centenares de kilómetros para ir a tu boda, pero quizás tú tampoco tienes muchas ganas de que lo hagan, y solo les invitarías por compromiso.
Por otro lado, abrirse a una boda alejada amplía enormemente el abanico de lugares con encanto para el enlace. Así, la lista de opciones es muy extensa:
• Junto al mar, para todos aquellos que viven en el interior.
• En un paraje único, para los amantes de la naturaleza.
• En una construcción histórica, como un castillo.
• En un pueblo, especialmente si tiene un componente emocional para alguno de los novios. Por ejemplo, la iglesia en la que tus padres se casaron.
• En una ciudad de gran significación, por ejemplo las consideradas como ‘románticas’, tanto dentro como fuera de España: desde Teruel a París, pasando por Granada o Venecia.
La distancia es un obstáculo, cierto. Pero también es verdad que son muchas las soluciones de transporte que se pueden disponer. Se puede elegir un destino bien conectado en autobús o tren, que son los medios más cómodos e inmediatos. Pero también se puede contratar transporte privado a modo de ‘ruta’ para que se sumen a él los invitados que lo deseen.
Por último, las bodas de este tipo fomentan una mayor convivencia de los novios con los invitados, y también de los invitados entre sí. Si en una boda cercana muchas personas permanecen el tiempo mínimo imprescindible, en un enlace alejado hay mucho más tiempo antes, durante y después del evento para hablar, conocerse, relajarse y compartir momentos que quedarán para el recuerdo.
En definitiva: casarse lejos de tu lugar de residencia actual tiene sus pros (lugares de ensueño, mayor tiempo de convivencia con los invitados) y contras (menos afluencia de invitados, mayor presupuesto general, etc.). Y todo ello debe actuar como una balanza, pesando más unos factores u otros según cada pareja. ¡Valora todos los detalles en profundidad y seguro que elegirás muy bien!
