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Bea y Darío
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Personas que no deben dar un discurso en tu boda

Cómo hacer que un rollo de verano continúe en invierno

Bea y Darío, una boda llena de detalles hechos por la novia

Oscuro Claro

Uno de los momentos más especiales y emotivos corresponde al de los discursos. De ahí que no debemos permitir que cualquiera pueda darlo. Hay determinados invitados que es mejor que se dediquen solo a disfrutar de la boda, en vez de a dar un discurso.

 

Dedicar unas palabras a los novios por parte de alguno de los familiares o amigos resulta ser de lo más conmovedor. Los buenos discursos de boda son los que son capaces de hacer reír y emocionar al mismo tiempo a los asistentes. No obstante, si queremos que estos sean recordados de una forma positiva, no es conveniente que se aventure a darlo cualquiera.

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Fotografía: Patricia Vega

¿Quién no debe dar un discurso en una boda?

– Los niños: sí, puede que estéis pensando que nadie como ellos para hacer reír e incluso llorar a poco que digan. Estamos de acuerdo, pero con matices. Si se trata de niños de una cierta edad, a partir de 10, por ejemplo, puede que el resultado sea el esperado. Sin embargo, los más pequeños podrían dar un discurso caótico que aburriese a los invitados.

– Los amigos obsesionados con la política: si intuyes que alguien en su lectura o discurso improvisado para tu boda puede soltar algún comentario relativo a la política, no recurras a esta persona. Podría incomodar a algunos invitados que han ido a tu boda para celebrar el amor, no para escuchar la opinión de nadie.

– Los glosofóbicos: nos referimos a aquellas personas que tienen miedo a hablar en público. No le hagas pasar por eso a alguien que sabes de antemano que lo va a pasar mal en esa situación. Seguro que otros invitados se sienten más cómodos en el rol de oradores.

– Los que se pasan con el alcohol: dar un discurso con “el puntillo” puede que esté bien, al tener un toque de desinhibición, pero si la persona se va muy pasada de copas, puede que su intervención acabe siendo algo grotesca.

– Los súper ocupados: te arriesgas a que den un discurso frío, vacío de contenido. Se excusaran en que debido a su ocupada vida no han tenido el tiempo suficiente para prepararlo como corresponde.

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