Hay quienes prefieren una repostería tradicional para bodas y huye de las innovaciones y tendencias de postres. Es una forma de homenajear la gastronomía y la tradición. En LSC hablamos de las tartas de toda la vida… ¡Irresistibles!
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La repostería es un arte que se basa en sorprender a los comensales con texturas, sabores dulces, bien combinados y apetecibles. Existen recetas ancestrales que permanecen intactas con el paso de los años. Postres que se han convertido en grandes clásicos y que no faltan en ninguna carta de menú.
En los últimos años se ha disparado la innovación en el mundo de los postres. Nuevas formas de crear a base de nuevos ingredientes y que dan como resultado nuevo sabores y diseños. Pero hay cosas que no cambian y la repostería tradicional para bodas sigue intacta.
Repostería tradicional para bodas
No en todas las celebraciones nupciales tiene que haber una tarta en forma de donuts gigante o postres de colores y formas originales. Hay quienes se decantan por los postres clásicos elaborados a base de recetas tradicionales.
Tiramisú, brownie, tarta de limón, tarta de queso, tocino de cielo, bizcocho de limón, bizcocho de chocolate, flan de huevo, crema catalana… son los toques dulces de toda la vida y que tienen cabida en cualquier menú del banquete.
Existen todavía pastelerías y maestros especializados en repostería tradicional para bodas. En Madrid, uno de los lugares más famosos y con más historia y trayectoria es el Horno San Onofre, en sus locales, además de los encargos, se pueden encontrar los dulces más castizos: panecillos de San Antón, pestiños, bartolillos madrileños, rosquillas de anís…
Incluir una repostería tradicional para bodas en la vuestra, es una forma de ofrecer a los invitados un viaje culinario y dulce al pasado, un homenaje a los postres de las abuelas y madres.
