De líneas minimalistas, frescos, cómodos y a la vez sofisticados. Así son los vestidos de novia de la diseñadora Lucía Cano, esta gran apasionada del diseño, de la moda y del trabajo artesano que hará realidad el vestido de tus sueños.
La pasión por el mundo del diseño y el trabajo artesano de la diseñadora Lucía Cano tiene su origen en una infancia rodeada de tules y agujas en el taller familiar, la segunda generación de una empresa dedicada a la creación de bordados artesanos, mantillas, velos de novias, complementos de traje regional y un sinfín de artículos.
Un amor por la costura y por el trabajo a medida que la llevaría primero a formarse en Diseño de Moda de Alta Costura en el Instituto Europeo di Design, en Madrid, y a crear su propio atelier en Alcalá la Real (Jaén) después, especializándose en moda nupcial y vestidos de cóctel y fiesta. Entre ambas experiencias trabajó con los diseñadores de la firma Alvarno en la creación de la colección primavera-verano 2016, con la que ganaron el premio a la mejor colección de la Madrid Bridal Fashion Week 2015.
Hemos hablado con ella sobre su trabajo y sobre el proceso creativo del vestido de novia.
Minimalismo, sofisticación y frescura, las claves del trabajo de Lucía Cano
“Desde siempre tuve claro que quería emprender y crear mi propia firma de moda como una manera de continuar con la empresa familiar y dar salida a mi pasión”, explica la diseñadora Lucía Cano.
Eligió la moda nupcial y la creación de vestidos de cóctel y fiesta en un intento de escapar del ritmo vertiginoso al que evoluciona el sector de la moda: “las tendencias caducan y cambian a un ritmo frenético, algo que no ocurre en la moda nupcial, que evoluciona a un ritmo más pausado. Aquí puedes detenerte más en los detalles, que son más especiales y tienen una mayor importancia”.
“Cuando confecciono un vestido de novia nunca es uno más. Es un vestido de alguien con nombre y apellidos. Por eso intento siempre que el diseño sea fiel a los deseos de la persona que lo va a llevar y transmita parte de su personalidad”.
El trabajo de Lucía Cano se apoya en tres pilares fundamentales: minimalismo, frescura y sofisticación. “Mi estilo de trabajo se define por ser minimalista, con un buen desarrollo del patronaje y dando protagonismo a los bordados y a los diseños artesanales. Las asimetrías son otro de mis sellos de identidad.
Busco la comodidad de las novias con mis creaciones, y para eso recurro a una gran variedad de tejidos, como crepes de diferentes grosores, gasas y brocados, que me permiten obtener diferentes caídas y efectos. Las mujeres estamos acostumbradas a vestir ropa cómoda a diario, y por eso me parece fundamental que las novias se sientan cómodas también en su gran día.”
En el atelier de Lucía Cano
La experiencia en el taller de Luía Cano empieza con una primera cita donde la novia deberá responder a un cuestionario explicando sus gustos, sus preferencias, el tipo de boda que va a realizar, el tipo de novia que quiere ser, el lugar de celebración…
A continuación, y sobre esas premisas, se elaboran varias propuestas de diseño, hasta tener una idea lo más próxima posible al que será el diseño final.
Una de las primeras preguntas que suelen hacer las novias cuando llegan al atelier de Lucía Cano es cuántas pruebas de vestido se les van a realizar. Como mínimo se les aseguran tres pruebas, aunque esto depende tanto del tipo de vestido como del cuerpo de cada novia, que puede necesitar o no más pruebas.
La primera prueba es “le toile”, que se desarrolla a partir del resultado de la primera cita. En esta prueba se realiza un primer vestido con un tejido de algodón que no estará en el diseño definitivo y sobre el que se definirán cortes, se ajustará el diseño, se resolverán dudas, como la bajada del escote, el tipo de manga, el volumen o vuelo deseado, el largo del vestido… En paralelo se van definiendo los diferentes tejidos que se van a utilizar en el diseño definitivo, o los bordados o aplicaciones que encajan más con la idea de diseño elegida.
La segunda prueba se realiza con el tejido definitivo, y en ella se termina de ajustar y se concretan los detalles de bordado, pedrería…
La prueba final se realiza con todo rematado justo antes de recoger el vestido.
Lucía Cano recomienda a las novias acudir a su atelier con seis u ocho meses de antelación, aunque reconoce haber hecho vestidos de novia exprés, a dos meses de la boda y sin una idea previa del vestido. “Uno de ellos fue un vestido bastante complejo y desmontable, para tener dos looks en uno, y tengo que decir que fue uno de los más exitosos”, asegura.
También recomienda acudir sin demasiada compañía, “solo y exclusivamente con las personas que mejor os conozcan, vuestra madre, una hermana… Así evitaréis que opine todo el mundo y lograréis un vestido fiel a vosotras mismas y a vuestros deseos”.