¿Quién dijo que las bodas tenían que ser previsibles? Inés Hernand ha demostrado, una vez más, que lo suyo es romper moldes.
Cuando crees que ya no te puede sorprender nada… llega Inés Hernand y te desmonta el guión con una boda exprés en Las Vegas. Sin previo aviso, sin posado pactado, sin portada (pero con todo el estilo del mundo), la presentadora madrileña ha dicho “sí, quiero” al DJ y productor Guillermo Camacho —más conocido como DJ Verse— con un look cowboy tan suyo que ya es historia del pop culture español.
Y sí, lo ha hecho a lo grande: con vestido blanco, botas altas, sombrero con velo, bouquet y un Elvis Presley oficiando la ceremonia. Todo esto mientras medio país esperaba verla en su estreno como conductora de La familia de la tele. Pero Inés va siempre un paso por delante. Y nosotras, encantadas de seguirle el ritmo.
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Una historia de amor sin filtros (ni artificios)
Lo suyo fue inesperado, pero con química desde el minuto uno. Meses después de cerrar capítulo con el vocalista de La Pegatina, Inés Hernand conocía a Guillermo, músico y productor con alma calmada y mente brillante. Ella misma se encargó de confirmar la relación con la naturalidad que la caracteriza: “Solo daré una declaración y es que es inteligente, divertidísimo, generoso, consecuente, reflexivo y sosegado. I’m in love, girls, esto se aplaude”.
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Desde entonces, han compartido escapadas, risas y alfombras rojas. Él incluso la acompañó en Masterchef Celebrity, sin robar plano, pero siempre presente. En los Premios Ídolo posaron por primera vez como pareja oficial, y lo que parecía un romance más del ecosistema influencer-musical, ha acabado siendo una historia con final —o mejor dicho, principio— de cuento.
Entre los muchos guiños que Inés ha dejado caer sobre su relación en redes, hay uno que ya se ha vuelto casi marca de la casa: se refiere a su pareja como La Guille. Sí, con ese artículo en femenino que, lejos de ser casual, es toda una declaración de intenciones. “Porque es una persona openmind, de mente abierta. Si a alguien le parece mal, que se fastidie» explicó en una ocasión. Un gesto espontáneo y lleno de complicidad que resume, en pocas palabras, la esencia de su vínculo: libre, fluido y con cero etiquetas innecesarias.
@shangaycom | @Inés Hernand sobre su novio ‘La Guille’ @Dj Verse 📷 @carlosvillarejo 👕 @raulrguezstylist 💄 Make up @benefitspain x @ismaelbachiller 💇🏽♀️ Hair @sebastianproes x @ismaelbachiller ✏️ @Agus Cascales 📹 @Pablo Carrasco de Juanas ⚙️ Roberto S. Miguel #shangay #ineshernand #masterchef #benidormfest #saldremosmejores #shangayvoyager
Porque sí, Inés lo dejó caer hace más de un año con ese tono irónico tan suyo: “Me he echado un rollete de Fuenlabrada que espero sea mi marido”. Y ya ves. Lo es. Al menos, en algún rincón del mundo… con neones, anillos y un Elvis como testigo.
Desde el principio, lo suyo ha sido un encaje natural, casi magnético. Inés y Guillermo comparten valores, humor y una forma muy parecida de mirar la vida. Se entienden sin decir mucho, se acompañan sin invadirse, y se nota —en cada gesto, cada mirada, cada publicación compartida— que están hechos el uno para el otro. Juntos forman un equipo donde la admiración mutua es el pegamento, y el cariño, el motor. Así, sin artificios ni poses, han construido una historia que respira autenticidad y futuro.
Una novia que pisa fuerte (literalmente)
Para el gran día —o mejor dicho, la gran sorpresa— Inés apostó por un look rompedor y ultrafavorecedor. El vestido: modelo Florence de House of CB, una firma británica conocida por sus diseños con corsé. El suyo, confeccionado en tejido con algodón elástico, tenía escote sin tirantes, mangas casquillo, una botonadura frontal muy coqueta y una falda corta con capas de tul que le daban vuelo y movimiento.
Pero lo que realmente llevó el estilismo al siguiente nivel fueron los accesorios. Un sombrero cowboy blanco, diseñado a medida por Mario Martín, del que caía un velo largo de encaje. En los pies, unas botas blancas y negras que gritaban: “esta novia no es como las demás”. En las manos, un pequeño ramo con cinco rosas (tres rojas, dos rosa suave) y en el cuello, un choker a juego. Un look tan suyo que no necesita traducción.
Una capilla con historia… y con mucho rock & roll
El escenario fue la Graceland Wedding Chapel, templo nupcial de Las Vegas donde también se han casado Jon Bon Jovi, David Guetta y Eugenia Martínez de Irujo. Como manda la tradición, un imitador de Elvis ofició la ceremonia. Él, de negro. Ella, de blanco. Y entre risas, votos y mucha complicidad, se dijeron “sí” sin guión ni filtro.
“Ni en mis mejores sueños”, escribió ella después en redes. En un post titulado Burning Love, la pareja compartió una galería con más de veinte fotos del viaje, incluyendo visitas al desierto, al Paseo de la Fama y a parques temáticos, y, por supuesto, todos los detalles de su enlace improvisado pero lleno de intención.
Lo curioso es que, hace solo unos meses, ambos coincidían en que preferían gastarse el dinero en viajar antes que en organizar una boda convencional. Y, al final, eso hicieron: eligieron un destino, una aventura y, entre desiertos y neones, terminaron diciendo “sí, quiero” en la forma más suya posible. Una celebración improvisada, sí, pero cargada de intención y simbolismo. Porque cuando el plan es quererse bien, no hace falta más que una maleta, una capilla y muchas ganas de reírse juntos.
@elespanolcom Hablamos con Inés Hernand y su novio, DJ Verse: «Nosotros preferimos gastar el dinero en viajar que en casarnos» #inéshernand #PremiosÍdolo #Dulceida #premios #influencers
Como broche final, un regalo de bodas poco convencional pero perfecto para ellos: unos mitones de Harley Davidson.
Una boda con sello propio (y un flechazo de estilo)
Con este enlace exprés en Las Vegas, Inés no solo ha oficializado su historia de amor con DJ Verse, también ha firmado una declaración de intenciones: las bodas son lo que tú quieras que sean. Románticas, sí, pero también libres, divertidas y cien por cien personales.
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Lo que ha hecho Inés con esta boda no es solo casarse. Es reivindicar que el amor puede ser libre, divertido y profundo al mismo tiempo. Que no hace falta un castillo ni 200 invitados para celebrar lo importante. Que casarte en Las Vegas con botas y un velo kilométrico puede ser tan romántico como cualquier cuento de hadas.
Y sobre todo, que hay algo infinitamente atractivo en las historias que se construyen desde la autenticidad. Como la suya y la de Guillermo. Sin artificios, sin postureo… pero con muchísimo estilo.
Así que si estabas esperando una señal para casarte a tu manera, con botas, con brillo… aquí la tienes. Porque el amor, como el estilo, también es una cuestión de actitud.