¿Crees que tu relación está perdiendo parte de su encanto? ¿De repente has dejado de entender lo que le ocurre a tu pareja? ¿Sientes que nada es como al principio? Entender las etapas de las relaciones de pareja, te tranquilizará.
Las relaciones de pareja nacen, crecen, evolucionan a través el tiempo y, en algunas ocasiones, llegan a su fin. Y durante cada cambio de etapa se suceden modificaciones naturales en los comportamientos de los integrantes de la pareja, que en ocasiones pueden llegar a asustar. Y es que, cada fase de la relación tiene aspectos más o menos bonitos, que a veces pueden generar conflictos.
Comprender el funcionamiento natural de las diferentes etapas de las relaciones de pareja te ayudará a entender cómo te sientes, qué estás viviendo, cómo minimizar o solucionar los posibles problemas y cómo sacarle el máximo partido.
Etapas de las relaciones de pareja
1. El enamoramiento
Es una de las etapas de las relaciones de pareja más intensas. En esta fase de descubrimiento del otro se viven emociones muy fuertes. Es el momento de sentir “mariposas en el estómago”, de no pensar en otra cosa más que en estar junto al ser amado.
La pasión y el deseo son los ingredientes principales de esta fase en la que todo es magia, y se tienden a evitar las discusiones y los conflictos por encima de todo.
Se buscan características positivas en común, se fantasea con momentos juntos. Es el momento de ilusionarse, pero se puede caer en exageraciones y terminar idealizando una relación irreal. Por eso, aunque está bien centrarse en lo positivo, no hay que dejarse cegar por el enamoramiento.
2. El conocimiento
Es la etapa en la que se genera la relación real. Superada la primera fase, los miembros de la pareja se descubren como personas reales, humanas. Cada persona se muestra como es realmente. Se descubren los aspectos en los que no se está de acuerdo, y a veces surgen grandes diferencias que pueden llegar a ser inaceptables o que pueden hacerles incompatibles.
Aunque el positivismo del enamoramiento se mantiene aún, la realidad empieza a tener un peso muy importante. Además, en esta etapa suelen intervenir terceras personas: amigos, familiares, que descubren a la nueva pareja y opinan.
3. Convivencia
Esta etapa debería darse únicamente cuando la anterior ha triunfado. La pareja empieza a quererse en el día a día, compartiendo y conviviendo en el hogar elegido por ambos.
En esta etapa es normal que disminuya la actividad sexual, a causa de la rutina y las responsabilidades. El amor se expresa de manera más afectiva, respetuosa, toma la forma de apoyo y de entendimiento.
Si surgen diferencias a la hora de resolver problemas, habrá que negociar. Por eso uno de los elementos más importantes de esta fase es el diálogo: hablar de todo, desde los problemas más simples a los más graves.
Antes de establecer una relación a largo plazo, es importante tener claro que ambos miembros tienen los mismos valores y planes de futuro. Conocer sus sueños, sus gustos, sus miedos y sus necesidades.
4. Autoafirmación
En esta etapa suelen manifestarse las necesidades, las inseguridades de ambos miembros de la pareja. Y es el momento de reafirmarse como personas individuales.
Tras un tiempo de convivencia en el que se ha compartido todo, se puede plantear la necesidad de hacer actividades por separado, respetando, eso sí, el vínculo de pareja.
Uno de los problemas que pueden surgir en esta etapa es que esta necesidad no se dé de forma sincronizada, y que la pareja no lo entienda. La clave es ser capaces de compatibilizar el tiempo que se disfruta juntos con el tiempo que se dedica a las necesidades individuales.
El apoyo es básico para que la pareja sea capaz de mantener su autoestima de forma individual. Toca ceder un poco de espacio, y la mejor manera de compartir esos momentos que no se pasan juntos es la conversación: interesarse por ellos, animar al otro, motivarle.
5. Crecimiento
La relación se vuelve más madura y estable. Es el momento de tomar decisiones cruciales para la pareja, como emprender un proyecto en común o ampliar la familia. Surge de nuevo la ilusión por compartir lo que ambos han creado.
Las inseguridades han quedado atrás y la pareja confía en sí, se sabe fuerte. Actúa como un equipo.
En esta etapa es importante hacer sentir a la pareja que es la compañera perfecta, la más valiosa.
6. Adaptación
Esta es una de las etapas de las relaciones de pareja más difíciles. La vida de la pareja sigue y puede consolidarse y madurar, si es capaz de adaptarse a los cambios que se van produciendo, o romper, si no lo es. Esta fase suele darse en la edad adulta, cuando los hijos se independizan, la pareja se jubila, ante determinadas enfermedades…
Aquí puede producirse un reencuentro y pueden surgir nuevos proyectos en común que compartir. Puede ser una etapa bonita.
Pero también se puede llegar a esta etapa cargados de culpas y remordimientos, con la sensación de que no hay nada más que hacer.
El éxito para mantenerse juntos radica en apoyarse y reconocer el valor del otro. Es una fase que requiere mucho amor y dedicación.
