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Consejos para recuperar la figura tras las fiestas

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¿Cómo recuperar nuestra figura tras las comidas y cenas navideñas? Te damos algunas pautas que te ayudarán a conseguirlo.

 

Los excesos en comidas y alcohol comienzan a pasar factura una vez terminadas las fiestas navideñas. Llega el momento de los remordimientos y de empezar a buscar gimnasios sin parar. La Dra. Soria, médico nutricionista de Clínica Menorca, nos da las pautas para perder esos famosos “kilillos navideños”.

Fotografía: Pixabay

Las claves para recuperar la figura tras la navidad

– Alimentación variada

Si queremos perder esos molestos dos kilos que nos sobran y volver a nuestro peso ideal, es fundamental seguir una alimentación variada y respetar unas normas higienicodietéticas (realizar ejercicio, tener un hábito intestinal correcto…) Y, para ello, hay que respetar todos los grupos de nutrientes necesarios para nuestro organismo: todas las clases de vitaminas y minerales, proteínas, los imprescindibles aminoácidos esenciales que no los puede sintetizar nuestro organismo (combinación de cereales integrales y arroz integral o legumbres con semillas), grasas (el balance de ácidos grasos debe ser el correcto) e hidratos de carbono.

Fotografía: Pixabay
  • Proteínas: carnes, pescados, huevos y lácteos. Dos raciones diarias. Alternar los pescados azules con los blancos. Mejor aves que carne roja, y siempre bien hecha, pero no frita, es preferible la preparación asada o a la plancha. Hay que tener en cuenta que el pescado azul es fuente importante de omega 3 y la carne de hierro. La carne, el pescado y los huevos hay que repartirlos entre las comidas y las cenas (importante no olvidar que por la noche hay que ingerir siempre proteína).
  • Grasas: evitar la grasa animal, los embutidos grasos y lácteos enteros ya que aumentan el colesterol y hay que procurar evitar fritos y rebozados.
  • Vitaminas y minerales: se recomiendan de 3 a 4 frutas al día (mejor tomarlas en el desayuno, tentempié de la mañana y en la merienda).
Fotografía: Pixabay

– Beber mucho líquido entre comidas

Fotografía: Pixabay

Hablando siempre de personas adultas sanas, la ingesta de agua al día (incluyendo las infusiones) debe ser entre 1,5 litros y 2 litros (cada vaso equivale a ¼ de litro, mínimo 6 vasos diarios). Si se realizan actividades en las que existe alta sudoración o en temperaturas elevadas (trabajo en hornos, metalurgias…), debe incrementarse el aporte de agua de forma proporcional. En dichos casos también es importante reponer las sales minerales (sodio, calcio, cloro, potasio, magnesio y bicarbonato), pues son importantes en muchas funciones de nuestro organismo.

– Masticar bien los alimentos 

Es importante masticar bien los alimentos porque es el primer paso hacia la digestión de los mismos. La salivación y la trituración son esenciales para su posterior digestión. La sensación de saciedad no aparece inmediatamente, sino a los 20 minutos, por lo que si se come deprisa seguramente se ingiere más cantidad de la que se necesita, pero si se mastica despacio y a conciencia, el cerebro avisará de que el estómago está lleno antes de que sea demasiado tarde.

– Tomar hidratos de carbono sólo en el desayuno y en la comida. 

Fotografía: Pixabay

Es importante adecuar el horario y el tipo de alimentación a cada persona. Los hidratos de carbono son energéticos, por lo que es mejor ingerirlos unas horas antes de realizar el ejercicio más intenso del día. El desayuno tiene que contener hidratos de carbono (pan o cereales integrales) para disponer de la energía necesaria durante la mañana, acompañados de proteína en forma de lácteo y/o huevo para los procesos de reparación y para sentirnos saciados. La primera pieza de fruta del día podría tomarse en el desayuno o a media mañana, con ella queremos aportar principalmente vitaminas y fibra.

– La cena perfecta para no engordar.

Fotografía: Pixabay

Por la noche es mejor tomar verduras cocinadas que crudas para facilitar su digestión, y proteína de alto valor biológico, mejor pescado que carne, porque el organismo aprovecha mejor la proteína del pescado y es rico en ácidos grasos beneficiosos para el corazón. Si se prefiere carne, es mejor elegir la de ave. Los cereales, el arroz integral y las legumbres con semillas también pueden utilizarse una o dos veces por semana en las cenas. Esta combinación también aporta proteínas de alta calidad, necesarias para la formación y reparación de tejidos.

– Repartir los nutrientes entre cuatro y seis ingestas diarias 

Fotografía: Pixabay

La cantidad de alimento y su reparto en el día es distinta para cada persona dependiendo de la actividad que realice.  El menú de un día puede ser utilizado por varias personas, siempre y cuando sean de la misma tipología y tengan la misma actividad. El número de ingestas recomendado es entre cuatro y seis, dejando un espacio entre ingestas de 2,5 a 4 horas. Con ello estaremos saciados todo el día, no iremos a una comida con sensación de hambre y distribuiremos correctamente los nutrientes para nuestros requerimientos.

– No acostarse nada más terminar de cenar 

Fotografía: Pixabay

Como mínimo hay que esperar dos horas, pues es recomendable realizar la digestión antes de acostarse. Esta premisa es imprescindible si se trata de personas que sufren enfermedades como la hernia de hiato.

 

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