El 13 de noviembre es el Día Mundial de la Amabilidad. ¿Te has detenido a pensar lo importante que es este valor en nuestra vida? ¿Y en nuestra relación? Tener o adquirir esta cualidad puede cambiarlo todo.
‘Cuando decide ser amable y positivo al tratar a los demás, ha escogido, que en la mayoría de los casos, lo traten de la misma manera‘ es la frase que el escritor estadounidense Zig Ziglar nos dejó como uno de sus máximos legados.
La amabilidad para fortalecer vuestra relación
Si todavía no has puesto en práctica el valor de la amabilidad, tranquilo, estás a tiempo. Parece mentira que modificar tu actitud de cara a los demás pueda cambiar tanto nuestro sentimiento de bienestar y, sin embargo, sucede pero, ¿por qué? La respuesta está en el sentimiento que genera ser amable: la calma, la tranquilidad, lo que deriva en buen humor. Por el contrario, cuando mostramos una actitud defensiva somos propensos a estar más tensos, alerta.
Tener una actitud positiva será fundamental para que tu relación sea saludable. Son los pequeños gestos los que marcan la diferencia. Por eso, dar por el simple placer de dar y de hacer a tu pareja feliz sin la ansiedad que genera el sentimiento de querer recibir, te hará sentir bien. Además, cuando comienzas a poner en práctica esta cualidad, de manera automática, irás produciendo sentimientos de felicidad que te inspirarán a seguir haciendo buenas acciones.
Además, como ya hemos experimentado, al igual que la amabilidad genera más amabilidad, los sentimientos de ira tan solo pueden producir algo: más ira. ¿Quién no se ha molestado con su pareja por X motivo y, sin darse cuenta, se ha sumergido en un profundo enfado? Aprender a canalizar nuestras emociones es el primer paso para dejar espacio a las cosas buenas.
Un ‘buenas noches‘, ‘gracias‘, ‘pasa buen día‘ o un ‘te quiero‘, puede cambiarlo todo. Un ciclo positivo se pone en marcha por el cual tu pareja estará mucho más relajada y optimista lo que solo puede reportar beneficios hacia su propia persona y hacia la vida que lleváis juntos.
Debemos ser capaces de dejar a un lado los sentimientos a los que nos somete la vida cotidiana como el enfado por los atascos, la envidia por el ascenso de tu compañero, la rabia por no llegar a tiempo… Y empezar a poner en práctica la amabilidad. ¡Tú vida cambiará!