Las relaciones en el matrimonio suelen ser muy diferentes a lo que muchas mujeres creen. De hecho, hay 8 cosas sobre sexo que solo entienden las casadas.
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Cosas sobre sexo que solo entienden las casadas
Se conoce tu calendario menstrual mejor que tú. Es adulto y sabe que los niños no llegan en una cigüeña. La regla para él ya no es ninguna sorpresa. De hecho, ya ni tienes que comunicarle cuando la tienes… ¡porque se sabe el calendario menstrual mejor que tú!
Trata tus pequeños pechos con cariño. El hecho de que sean más pequeños no quiere decir que no tengan necesidades. Tu pareja lleva mucho tiempo contigo (y con ellos) y eso se nota cuando los toca. Mimo, cariño y respeto, ¡gracias!
No tienes que volverte loca para que alcance el orgasmo. Lleváis tanto tiempo juntos que sabes cómo hacerle llegar al orgasmo, sin apenas esfuerzo. ¿Lo mejor? Si no llega, tampoco importa… ¡habrá mil ocasiones más para conseguirlo!
No debe empujarte la cabeza… ¡y lo sabe! Es un hecho: si no quiere morir asesinado entre terribles sufrimientos, sabe (perfectamente) que no debe empujarte la cabeza como indirecta para que le practiques sexo oral.
El sexo es una verdadera montaña rusa. Ya no eres una adolescente con las hormonas a flor de piel. El sexo es sexo, pero ambos habéis comprendido que no siempre apetece y no hay que forzarlo. Os queda una vida por delante, y eso también significa noches desenfrenadas de sexo.
¿Las posiciones? Están controladas. Tenéis una especie de contrato no escrito con las posiciones que, realmente, no os parecen agradables a alguno de los dos. Ahora que estás casada, sabes que lo más dificultoso no es siempre lo más satisfactorio y divertido.
Puedes hacerlo cuándo, cómo y dónde quieras. Vivís juntos, así que tenéis la intimidad y confianza suficientes para hacerlo cómo, cuándo y dónde queráis. Si alguno de los dos se pone “tontorrón” mientras hace la cena… ¡puede que el pollo se queme!
Eso de que “los matrimonios no tienen sexo” es un mito. Eres la prueba viviente de que el sexo no se acaba cuando pronuncias el esperado “sí, quiero”. Quien quiera pensar lo contrario, que lo haga. ¡Tú seguirás disfrutando!
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