En estos días de confinamiento, es de lo más tentador ‘tirarte’ en el sofá para ver tu serie favorita mientras comes tus manjares favoritos. A mi al menos sí me ha parecido un planazo durante muchos días. Pero, lo cierto, es que el otro día caí en la cuenta de que realmente va a llegar un día en el que todo termine y en el que me arrepienta de haber comido tantas grasas saturadas. Por eso, mi hermana y yo, nos pusimos manos a la obra (desinfectadas siempre, por cierto), y nos dispusimos a hacer recetas caseras para no perder la línea.
Espinacas con bechamel. Las espinacas por sí mismas no creo que sea un plato que apasione demasiado a nadie. Sin embargo, con bechamel y huevo duro la cosa cambia mucho. Para hacer la bechamel, derretimos en un cazo mantequilla y la mezclamos con harina. Salpimentamos y echamos leche caliente. Cuando empiece a espesar, le añadimos nuez moscada y bajamos el fuego asegurándonos que la crema es ligera. Si no es así, debemos añadir más leche.
Lombarda con manzana. Debemos pelar y cortar dos cebollas en tiras finas para sofreírlas en una olla con 3 cucharadas de aceite de oliva y una pizca de sal mientras se dora. Retiramos las partes leñosas de la lombarda y la cortamos también en tiras finas que añadiremos a la olla y las dejaremos reposar junto a la manzana. Después, debemos subir un poco el fuego y añadir vinagre hasta que se evapore (lo que suele ser un proceso de dos minutos) y lo dejamos cocina a fuego lento entre media hora y tres cuartos de hora, dependiendo de la textura que queramos obtener.
Pizza casera. En un bol, ponemos harina y añadimos sal, lo juntamos todo muy bien y hacemos un hueco en el centro al que añadimos agua y aceite de oliva para crear la masa. Lo amasamos todo muy bien hasta que se vuelva compacta y la dejamos reposar, al menos, 45 minutos. Después, espolvoreamos harina en una superficie lisa y colocamos nuestra porción de masa que iremos estirando (si tenemos un rodillo, mejor). Colocamos la masa en una bandeja a la que previamente habremos untado mantequilla para que no se peque y le añadimos los ingredientes que queremos que lleve nuestra pizza. 180º durante 15 minutos en el horno y… Voilá!
Calabacin crujiente al horno. En un plato hondo, ponemos queso parmesano, ajo en polvo, orégano y panko y lo mezclamos todo muy bien. Después, lavamos el calabacín y lo cortamos en rodajas y lo introducimos en un bol con agua durante 5 o 10 minutos. Después, lo escurrimos y lo rebozamos con el queso y el panko y lo repartimos en una bandeja para introducirlo en el horno. Lo dejamos hornear a 200º en el horno durante 40 minutos.
Tarta de zanahoria. En primer lugar, debemos triturar las zanahorias. Echamos huevos en un bol y los batimos con azúcar añadiendo la pasta de zanahoria mezclada con aceite. Incorporamos harina y levadura y mezclamos todo hasta crear una masa homogénea. Con mantequilla, engrasamos un molde y echamos la masa la cual la dejaremos hornear a 185º durante unos 30 minutos. ¿Nuestro truco? Pinchar con la punta de un cuchillo el bizcocho. Si sale limpio, es que está listo.
¿Qué receta vais a hacer hoy?