Todos los detalles de la boda de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés.
El 17 de marzo de 1986, el príncipe Andrés y Sarah Ferguson anunciaron su compromiso oficial ante los medios.
Ella era hija del entrenador de polo del príncipe Carlos. Sarah y Andrés se conocieron siendo niños pero no fue hasta que fueron más mayores que surgió su amor. De hecho, fue Diana de Gales quien juntó a esta pareja en una after party de las carreras de Ascot en el Castillo de Windsor. Aquella noche, el tercer hijo de la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo, el príncipe Andrés, y Ferguson, conectaron y comenzaron a salir con frecuencia. El mismo año que anunciaron su compromiso, la boda de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés se oficiaba.
La boda de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés: espontaneidad y naturalidad
Cuando anunciaron su compromiso, ambos tenían 26 años y declararon “estar en una nube”. El príncipe Andrés pidió la mano de Sarah con un anillo de oro amarillo que incluía un rubí birmano rodeado de 10 diamantes incrustados en forma de flor. Sarah conquistó al público gracias a su naturalidad y simpatía.
El 23 de julio de 1986, la boda de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés se hacía realidad en la abadía de Westminster. El padrino de la boda fue el príncipe Eduardo, que por aquel entonces era el “soltero de oro” de la monarquía británica. En el cortejo nupcial estaban el príncipe Guillermo y los hermanos Zara y Peter Phillips. Diana de Gales acudió a la boda de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés elegante pero muy sencilla, no quería robar protagonismo a la novia, la nueva duquesa de York. Representando a España fueron el entonces Príncipe de Asturias y las infantas Elena y Cristina.
El entusiasmo y los nervios del momento llevaron a Sarah a decir dos veces “sí, quiero”. En la boda de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés, la novia pronunció los votos de obediencia, pese a que Diana de Gales los suprimió en su gran día. Sarah llegó a la iglesia sorprendiendo a todos con una tiara de flores en vez de una tiara de diamantes. Era un guiño al príncipe Andrés ya que las gardenias eran su flor favorita.
La novia había elegido un vestido de Lindka Cierach lleno de guiños y mensajes ocultos. Un diseño realizado en satén duquesa porque, según confesaba Ferguson en su biografía My Story: “Era el material más suave del mundo. Nunca se arruga. Es suave como el cristal y tiene una bonita caída”. Entre sus múltiples detalles, destacaban los bordados y cuentas de corazones, anclas y olas, en homenaje a la carrera naval del príncipe Andrés. Los cardos y abejorros también estuvieron presentes en el diseño, en representación al escudo de armas Ferguson. Además, el vestido llevaba escrito la frase en latín “Ex adversitas felicitas crescit” (más allá de la adversidad, crece la felicidad), explicaba Sarah en sus memorias. El velo medía 6 metros e incluía las iniciales de la pareja con cuentas plateadas.
En cuanto al ramo de la novia, estaba compuesto por lirios del valle. Además, existe una costumbre entre la tradición de los ramos nupciales de la monarquía inglesa que acostumbra a incorporar un ramillete de mito, la flor consagrada en la antigüedad a Afrodita y que se remonta a la época de la reina Victoria.
Una vez oficiada la boda de Sarah Ferguson, cuando ya era Alteza Real, cambió su tiara de flores por, ahora sí, latiara de diamantes de York. Los novios hicieron un recorrido nupcial hasta el Palacio de Buckingham. Allí, los por fin marido y mujer recibieron alabanzas por parte de todos los presentes que les pedían un beso y ellos, se lo regalaron. Tiempo después, en el documental “Buscando a Sarah: de la realidad al mundo real”, de Oprah Winfrey, Sarah confesó: “Todos nos dijeron que no nos besáramos en el balcón – refiriéndose a la Casa Real – así que lo hicimo deliberadamente. Estábamos muy enamorados”, sentenció Ferguson.
Tras la boda de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés, los recién casados pusieron rumbo a las Azores para una luna de miel a bordo del Buque Real Britannia. Los duques tuvieron dos hijas: las princesas Beatriz y Eugenia de York.
10 años después de la boda de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés, ambos firmaron el divorcio. Sin embargo, fue en el año 1992 cuando la pareja anunció su separación. El principal motivo, según fuentes cercanas al matrimonio, habría sido la carrera naval de Andrés en el extranjero y los rumores acerca de una posible infidelidad por parte de Ferguson.
4 años después, el divorcio se hizo efectivo a través de un acuerdo de cuatro millones de dólares. No obstante, el ex matrimonio continuó tratándose con respeto y cordialidad y Ferguson mantuvo una buena relación con la familia real, así lo manifestaba Sarah en una entrevista para Harper’s Bazaar: “Cuando me reuní con Su Majestad al respecto -del divorcio- ella me preguntó: ‘qué necesitas Sarah?’ y yo le dije ‘tu amistad’, lo que creo que la sorprendió porque todos creyeron que exigiría un gran acuerdo”.
Los rumores apuntan a que tan buena era la relación entre Sarah y el príncipe Carlos que se cree que en el año 2008, Ferguson regresó a vivir a las residencias reales y, desde entonces y hasta ahora, los York siguen viviendo todos juntos en el Royal Lodge, en Windsor. Además, en el año 2018, Su Majestad dio autorización a Sarah para que asistiera a la boda del príncipe Harry y Meghan Markle. Desde entonces, Sarah Ferguson ha asistido a múltiples eventos reales, vive con el príncipe Andrés y, de hecho, han disfrutado de vacaciones juntos. ¿Se habrá reconciliado finalmente la pareja tras más de 20 años de la boda de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés?
