Hoy se cumplen 60 años de la boda de los Duques de Kent, el enlace que unió los destinos de don Juan Carlos y doña Sofía, los Reyes eméritos.
60 años de la boda del príncipe Eduardo de Gran Bretaña y la aristócrata Katherine Worsley, en la emblemática catedral de York. Un acontecimiento que atrajo la atención de la prensa internacional y que fue utilizado para unir los destinos de Juan Carlos y Sofía en Londres. Tan solo un año antes, la princesa Margarita de Inglaterra se había casado con el fotógrafo Anthony Armstrong-Jones. Pero la vieja realeza europea no quería más matrimonios desiguales.
La reina Isabel, prima hermana del duque de Kent, dio su consentimiento para que este se casara con Katherine Worsley. Fue ahí donde coincidieron los Reyes eméritos. Las casas reales de España y de Grecia vieron en ello la ocasión propicia para solicitar el apoyo de sus primos ingleses, con la finalidad de hacer coincidir públicamente al príncipe de España y a la princesa Sofía de Grecia. Los miembros de la familia real española que asistieron a la ceremonia, se alojaron en el Claridge’s, donde coincidieron con el príncipe heredero Constantino de Grecia y con su hermana Sofía.
El destino unió a don Juan Carlos y doña Sofía
Juan Carlos, Constantino y Sofía hicieron piña ya que se entendieron muy bien desde el principio. Juan Carlos y Sofía salieron juntos en varias ocasiones aquellos días antes de marchar hacia York. La mañana de la boda, el protocolo situó en el segundo banco de la realeza extrajera a Sofía y a Constantino al lado de don Juan Carlos y de su padre don Juan, hecho que despertó un interés entre la prensa.
Tras el enlace llegó la celebración donde Juan Carlos y Sofía bailaron juntos. Ambos regresaron a Londres, donde visitaron de incógnito algunos lugares de la ciudad. La princesa griega y su familia marcharon después a Escocia para asistir a las regatas de la Golden Cup, pero don Juan y su hijo aún permanecieron en Inglaterra todo el mes de junio. Semanas después, la familia real española marchaba a Grecia invitada por los reyes de los helenos, para comenzar a ultimar en su palacete estival de Mon Repos, en Corfú, las complejas tratativas del matrimonio del chico de los Barcelona con la hija del rey Pablo.
De una boda salió otra. En julio, el embajador de España en Portugal, Ibáñez Martín, escribió a Franco explicándole que, según don Juan, la princesa Sofía era la mujer ideal para su hijo. Un año después Juan Carlos y Sofía se casaban en Atenas.