Al fin Eugenia de York y Jack Brooksbank se han dado el ‘sí, quiero’ en una romántica boda que se celebró el pasado 12 de octubre en la Capilla de San Jorge.
El Castillo de Windsor recogió una gran cantidad de anécdotas y emociones durante la boda de la reina Isabel II y Jack Brooksbank. Al igual que su primo Harry, Eugenia de York dio el ‘sí, quiero’ en la Capilla de San Jorge, ante toda la familia real británica y una larga lista de invitados que supera las 800 personas.
Entre ellos destacamos a Naomi Campbell, Demi Moore o Robbie Williams, aunque la lista de celebrities es interminable.
Pero además de la cantidad de invitados que asistieron a la boda, la RoyalWedding2 (como han bautizado la boda en las redes sociales) estuvo marcada por grandes momentos como la sorpresa que nos dio Eugenia con su look. Y también por el viento, el peor enemigo de los tocados.
El vestido de la novia
Eugenia de York llegó muy puntual a la iglesia acompañada del brazo de su padre Andrés Ferguson y custodiada por pajes y damitas, entre los que se encontraba los príncipes George y Charlotte.
Beatriz, la hermana de la novia, fue la única dama de honor. Pero, ¿y el vestido?
Las opiniones sobre el vestido han sido muy variadas. Para algunoS, Eugenia iba preciosa con un vestido muy acertado. Para otros, el vestido era demasiado clásico, sobrio y aburrido. Se caracterizada por su escote en pico, tanto por delante como por detrás en la espalda. Con una doble tela que recubría sus hombros y cintura ceñida, desde la que le brota una larga cola de casi cinco metros.
Pero lo que más nos impactó de su look fue este detalle, del que muchos no se han dado cuenta:
Efectivamente, su cicatriz. La novia no tuvo ningún reparo en lucir la cicatriz de su operación de escoliosis, de la que fue intervenida con doce años. Sin velo y con el pelo recogido, parecía sentirse orgullosa de ella, algo que a todos nos robó el corazón.
Por otro lado, la tiara.
La tiara también fue uno de los detalles que captó la atención del público. ‘Greville Emerald Kokoshnik’, una joya con una gran esmeralda verde en el centro y diamantes, de su abuela la reina Isabel II.
Otro de los momentos que más llamaron la atención, fue el momento gafas de Jack Brooksbank. El que se iba a convertir en marido de Eugenia de York, tuvo que ponerse sus gafas para poder ver bien la entrada de su mujer a la iglesia. Aunque luego se las quitó.
Otro momento que marcó la boda fue el anillo. Una vez dichos los votos, el novio intentó ponerle el anillo a su futura esposa, algo que lo puso nervioso porque la joya no quería entrar. Finalmente y gracias a la paciencia de Eugenia, y la gran sonrisa que la caracteriza, la sortija consiguió entrar.
Una vez casados, salieron de la iglesia y ante los gritos del público se dieron su primer beso como marido y mujer. Un carruaje los esperaba abajo de la escalinata, con el que iniciarían un breve recorrido.