Se conocieron durante una final de fútbol, una España que salió vencedora y que ayudó mucho a que Paola y Alberto se unieran para siempre
Se conocieron el 1 de julio de 2012. Ese día se jugaba la final de la Eurocopa entre España e Italia. Las vecinas de Paola organizaron una barbacoa e invitaron a ella y a su madre, como cualquier día de verano. Cuando llegaron allí había dos amigos de una de sus vecinas. Uno de ellos le llamó mucho la atención. «Era alto, moreno, parecía inteligente y encima tenía muchísimo sentido del humor. Me gustó nada más verle», nos cuenta nuestra protagonista.
Pasaron las horas y cada uno fue a hacer sus cosas. Paola fue a casa de su hermano a hacer un recado y Alberto, nuestro novio, a ver el partido con unos amigos. Para celebrar que España resultaba vencedora, Paola y Alberto volvieron a casa de su amiga y, en plena celebración, él la tiró vestida a la piscina, luego se tiró Alberto y le siguieron todo los demás. Ahí fue cuando Paola supo que ese chico tenía que ser su novio. Y así fue, un amor de verano sin fecha de caducidad.
Paola y Alberto: los novios
- El vestido de novia
El vestido de novia de Paola fue diseñado por Valenzuela. Es un vestido de corte sencillo, con escote cuadrado y V en la espalda, con una raja trasera en el bajo que le permitía andar mejor. Encima del vestido, para la ceremonia, Paola llevó un precioso abrigo con dos tipos de plumeti, manga abullonada y unos botones en efecto perla, tan característicos de la firma.
«Fui a varios sitios a probarme, pero en cuanto Lucía me empezó a probar cosas y jugar con los tejidos supe que me lo haría allí. Ella entendió enseguida lo que yo tenía en la cabeza y encajamos genial. Yo quería un vestido sencillo y cómodo, pero muy favorecedor y un abrigo con plumeti para la iglesia, de aire romántico y un poco estilo años 40».
Nuestra novia cuenta que no pudo escoger mejor. «Me trataron genial e hicieron realidad el vestido de mis sueños, pero incluso mejor. Me sentaba como un guante y realzaba perfectamente mi figura. El día de mi boda me sentía más yo que nunca, estuve súper feliz y segura de mi misma. Les tengo muchísimo cariño a Lucía, Cristina y Mónica. Hicieron que el proceso del vestido fuera la mejor experiencia que podía tener y me trataron con muchísimo cariño».
- Las joyas
Paola llevó unos pendientes art decó de su abuela materna de platino, diamantes y perlas.
Su pulsera de pedida, también art decó que incorporaba una chapita con sus iniciales y su fecha de boda y, por supuesto, el anillo de compromiso de estilo rosetón de Suárez.
- Complementos
Paola llevó un tocado de Puntulina. En cuanto nuestra novia vio el trabajo que realizaba Silvia, supo que sería ella quien se lo haría. Tenía claro que quería algo especial, de aspecto antiguo y muy elaborado. Le explicó a Silvia que quería algo con golondrinas porque para la madre de Paola y para ella son muy especiales, ya que viajan por todo el mundo pero siempre vuelven a casa y es que su madre fue azafata durante 40 años. El tocado fue una de las cosas que la gente más comentó, según Paola.
«Era como una obra sacada del renacimiento y cada vez que lo veo me enamoro de él de nuevo. Encima Silvia como persona es todo un amor. El día de la prueba estuvimos casi hora y media viendo opciones y jugando hasta dar con lo que nos cuadraba».
- Las flores
El ramo de novia fue de Dilo con flores preservadas, en tonos burdeos, verdes y amarillos. ¡Nos encanta!
- Los zapatos
Paola escogió Salo Madrid para la elección de sus zapatos: unas sandalias de terciopelo azul.
Hacía tiempo que los había visto y se enamoró de ellos completamente. Nuestra novia no estaba muy segura del terciopelo por la fecha, pero Salo la aconsejó fenomenal y juntas dieron con los zapatos perfectos para su gran día. «Me resultaron comodísimos y eso era vital. Yo no suelo usar tacones y quería llevar algo alto ese día porque yo mido 1’62 y mi marido 1’87. Nada que una buena plataforma no solucione», bromea Paola.
- El maquillaje y el peinado
Paola se peinó en Sole Makeup. Encajaron super bien desde el principio y, después de probar varias opciones, ambas supieron que una trenza sería perfecta para el tocado que llevó y para combinar con s vestido.
El maquillaje fue a manos de una de las mejores amigas de la novia, Paula Guerra, que es maquilladora profesional en Tenerife. «Creo que no hace falta decir que fue muy especial que ella fuera la que me maquillara. Somos amigas desde los 12 años y me hizo inmensa ilusión que fuera ella quien estuviera ese día conmigo»
- El novio
Alberto llevó un chaqué azul de trajes Guzmán, con chaleco estampado príncipe de Gales en azul y blanco, gemelos de Brooks Brothers y corbata de Zegna, con estampado en rojo, azul y blanco.
- Madrina y madre de la novia
La madre de Alberto llevó un precioso vestido verde de Navascues, zapatos a medida del mismo color y mantilla negra.
La madre de Paola también lució radiante con un mono coral de Carmen Halffter, un tocado estructural con forma de hojas en tono visón y borde en azul klein y sandalias a juego.
Ceremonia y celebración
La ceremonia se llevó a cabo en la Iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel, en Madrid. La boda de Paola y Alberto, como muchas otras bodas, sufrió varios cambios por el Covid. En principio se casaban por la tarde en San Francisco el Grande, también en Madrid, ya que Paola cantó allí con el coro del colegio durante muchos años.
Por temas de restricciones horarias, decidieron cambiar la boda a la mañana y como ya había otra allí, tuvieron que cambiar de iglesia. Los padres de Alberto sugirieron ir a la de Santa Teresa y Santa Isabel, que es donde ellos se casaron y, cuando la visitaron, lo tuvieron claro. «Habíamos pasado miles de veces por delante pero nunca nos habíamos fijado. Es una iglesia discreta por fuera pero cuando entras y ves ese retablo barroco, esos techos altos con lámparas de araña, esas tallas tan bonitas, te cautiva. Es sencilla pero con mucho encanto. Justo lo que nos gusta a nosotros», explica Paola.
- La celebración
La celebración fue en el Campillo. Paola tenía fotos guardadas de esta finca desde 2014 y cuando fueron a verla, lo tenían claro: su boda se celebraría allí. «Tienen todo puesto con tanto gusto y mimo, los jardines son maravillosos y cada espacio es aún más bonito que el anterior».
Era todo lo que nuestros novios buscaban: una finca en el campo, con encanto y gusto.
El catering fue el del Capillo, de la mano del chef José Ynglada de Arahy. Sin duda, el mejor catering que han probado jamás, según nuestros novios. Y no solo ellos opinan eso, también los invitados. «El cóctel fue una maravilla con tacos de atún, steak tartar, cerezas de foie, tacos de wayu con piñones… Todo delicioso»
Como primer plato tuvieron canelón de gamba blanca con salsa de carabineros. De segundo, solomillo con tirabeques y papas con salsa de trufa y de postre había dos opciones, milhojas con crema o tarta de queso.
- Decoración
Las flores de la iglesia y de la finca fueron obra de Marta Azpeita y eran preciosas. El equipo hizo un trabajo precioso, justo lo que querían nuestra pareja. En la iglesia pusieron dos columnas de flores coloridas y campestres. En el interior, todas las flores fueron blancas ya que no querían restar protagonismo al precioso retablo barroco de la iglesia.
Para la finca, Paola y Alberto querían algo muy campestre y colorido. Su idea era que la decoración transportara a casa de una nonna italiana. Girasoles, limones, cestas, flores de colores fucsias, amarillos y naranjas, trigo, lavanda y mucho verde. «Hicieron un trabajo impecable y les tengo un cariño tremendo», cuenta Paola.
- Invitaciones y regalo de las invitadas
Las invitaciones las hizo We Are Pals. Nuestros novios querían algo con acuarela y muy campestre. En la invitación aparece la finca del Campillo y, por supuesto, limones. «En toda la boda había limones en honor a mi nonna, que era italiana y hacía limoncello casero. Me recuerdan mucho a ella y queríamos que estuviera muy presente»
Las invitaciones iban a unos sobres de color verde oliva con un sello en blanco con una hoja de olivo. Todo muy mediterráneo para aunar las dos culturas, española e italiana.
Como detalle para los invitados, los novios regalaron a las amigas más cercanas de la novia mini ramitos a juego con su ramo de novia, que los entregó después de la comida. También pusieron a disposición de todos los invitados paipais de Lajuar, pintados a mano con limones para la familia italiana y otros con aves del paraíso para la familia canaria. Paola y Alberto también hicieron kits anti resaca para que los invitados pasaran mejor el día posterior y pusieron alpargatas para que las chicas pudiera bailar sin dolor, con un sello que la propia novia diseñó. Por supuesto, tampoco faltaron los puros.
- El momento más emotivo
Para nuestra novia hubo varios momentos especiales. Paola cuenta que se emocionó mucho con su prima una vez que la vio vestida de novia. Por supuesto, su entrada y el ver a su marido esperando en el altar.
También el discurso que dio en la iglesia la mejor amiga de Alberto, el video y el discurso que prepararon dos de sus amigas del colegio y cuando la mujer del primo de Paola, cantante de ópera, cantó en la misa el Ave María de Schubert. «Lo prepararon de sorpresa y fue precioso».
- Invitada o invitadas más elegantes
Paola destaca a sus amigas Chio y Ana. Ellas son hermanas y Paola es una más. Se hicieron los vestidos a medida con Maribel Vilches. Ana iba con un vestido azul con limones, en honor a la parte italiana, y Chio iba con un conjunto rojo y negro y con pendientes y clutch en forma de corazón, en honor a su parte española.
- Fotógrafo y videógrafo
De las fotos del gran día se encargó Lorena San José. Nuestros novios están encantados con el resultado y es que sabe cómo captar las emociones y los momentos más especiales.
Nuestros novios también contaron con videógrafos, Pipo y Javi, quienes hicieron un video recuerdo precioso. Paola y Alberto lo ven e inmediatamente se teletransportan a ese día.
- Luna de miel
La luna de miel de nuestros novios fue increíble. 23 días por Namibia, un destino que no tenían pensado en un principio ya que estaban muy limitados con el Covid, pero repetirían sin duda. «No pudimos elegir mejor».
«Es un país maravilloso, com mucho que ofrecer, mil cosas que ver y que hacer y gente súper amable. Es un país muy seguro. Hicimos prácticamente todo el país y lo hicimos solos en nuestro 4×4. A quien le gusten los paisajes, los viajes activos y la fotografía este es su paraíso. Hicimos desde senderismo por el segundo cañón más profundo del mundo (Fish River Canyon, por detrás del del Colorado), visitamos Kolmannskuppe (el famoso pueblo donde la arena se ha metido en las casas), subimos la duna más alta del mundo y bajamos haciendo la croqueta, vimos árboles petrificados en el Namib, hacimos kayak con focas, 4×4 en las dunas, visitamos a los Himba, fuimos de Safari… no se puede plasmar en palabras todo lo que vivimos y cuánto disfrutamos», así recuerdan nuestros novios su viaje y nosotros morimos de amor (y de envidia).