Magdalena y Fernando se conocieron hace 10 años en el primer año de universidad estudiando arquitectura. “Fuimos del mismo grupo de amigos durante toda la carrera, hasta que en el último año nos dimos cuenta de que estábamos hechos el uno para el otro, desde entonces somos inseparables”.
Seis años después de iniciar su relación, Mada y Fernando se dieron el “Sí, quiero” en un espacio muy especial en Madrid, El Palacio del Negralejo. Allí celebraron tanto su ceremonia religiosa como el resto de las etapas del gran día, que fueron mimadas al detalle por un equipo único. Te mostramos todos los detalles de su boda, ¡es pura inspiración!
El vestido de novia
“Todo el proceso del vestido lo viví con mi madre”, explica Mada. “Visitamos a varios diseñadores hasta que conocimos a Claudia Llagostera, la diseñadora que dio forma a todas las ideas que teníamos en la cabeza y las hizo realidad”.
“Desde el primer día conectamos y nos enamoramos de todas las maravillosas telas que nos enseñó, yo tenía claro que quería una forma clásica con una tela bordada. Y así se cumplieron mis sueños, todas las telas eran preciosas, pero no tuvimos ninguna duda cuando Claudia nos enseño la que fue la definitiva, una tela bordada con un estampado de flores alucinante dando textura a un vestido clásico de corte recto con la espalda descubierta y manga francesa semitransparente”.
“A partir de ahí empezamos a añadir detalles increíbles, como fue el bordado con perlitas y piedras pequeñas sobre las flores de toda la zona superior que iba desapareciendo hasta llegar a la falda, que fue posible gracias a Victoria Torres, que trabaja con Claudia”.
“Para la cola, una gasa de seda natural ligera dio forma a una sobre falda que nacía desde un lado de la falda, creciendo hasta terminar en una larga cola que terminaba con un encaje de bolillo antiguo hecho a mano, que más adelante añadimos en la espalda. Para abrochar la cola en el vestido, utilicé un broche muy especial, regalo de mi abuela paterna”.
“Por otra parte, mi madre me regaló un abanico precioso blanco de encaje en el que añadió ella misma una cadena con perlas para poder llevarlo más cómodo”.
“Para las alianzas y las arras utilicé un pañuelo de bolillo hecho a mano por mi madre para el día de mi boda”.
“El maquillaje fue en mi casa y luego fuimos a Palacio del Negralejo a terminar de vestirnos. Fui con mis padres al Cuarto de la Novia, que esta al lado de la ermita. Nos prepararon cava y algunos saladitos y ahí empezamos con más fotos de los preparativos”.
“Cuando fue llegando la familia más cercana, como mis primas, vinieron para ayudarme también con detalles del vestido”.
“Fernando y sus padres también se vistieron en Palacio del Negralejo, nos dejaron el otro cuarto que tienen de novia para el novio, que estaba en otra zona en un piso de arriba”.
“También fue a ratos familia suya a hacerse fotos y a ayudar con los preparativos”.
Las joyas, los zapatos y las flores
“Como dice la tradición, a una boda hay que llevar algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul. Todos estos elementos estaban en mis joyas. El ‘algo nuevo’ era el anillo de pedida que había diseñado Fernando. El ‘algo viejo’ y también el ‘algo azul’, el anillo de pedida de mi madre, que me lo regaló para ese día tan especial y que tiene un zafiro. Por otra parte, mi madre me prestó unos pendientes de oro blanco con un diamante a los que añadimos una perla que colgaba, ‘mi algo prestado’. En el cuello lucí un riviere de diamantes que también fue un regalo”.
Respecto a los zapatos, “No podían ser de otra manera, unas sandalias con plataforma y tacón ancho en color crudo de Saint Laurent. Fue lo primero que compré para la boda”.
“Para el maquillaje y el pelo quería algo sencillo, como lo que llevo en mi día a día. Buscaba un efecto buena cara acompañado de eyeliner y con el pelo suelto recto, como lo llevo siempre. Mi madre guardó el tocado que usó en su boda, asi que lo añadimos al peinado como detalle muy especial: el tocado de flores blancas hecho por María Nieto, colocado a media cabeza”.
“Sonia Marina se ocupó tanto de peinarme como de maquillarme”.
“Mi ramo era de rosas de primavera blancas. Llevaba una cinta de terciopelo verde, para que pasara desapercibida, y en una cinta blanca una medalla que me regalaron mis amigas con la fecha grabada. Un detalle precioso que todavía guardo en el ramo seco”.
“Estaba hecho por Alfabia, que también se encargaron de la decoración floral de la boda”.
“Quedó todo precioso. Optamos por colocar hortensias por toda la finca”.
“Diferenciamos en blanco la zona de la ceremonia, con arcos de flores rodeando las puertas y grandes jarrones repletos de flores”.
“Para la zona de la cena elegimos las hortensias en tonos rosa y granate y las combinamos con verde en centros y jarrones de cristal”.
El novio, la madrina y la madre de la novia
“Fernando llevo un chaqué de Lander Urquijo gris con el chaleco del mismo tejido y la espalda con un forro de amebas”.
“Le añadió un detalle precioso, la fecha de la boda grabada en el bolsillo interior de la chaqueta. Los zapatos eran de Carmina”.
“El tono de color lo dio la corbata de su abuelo, azul marino con un estampado de topos blancos. Como accesorios llevó unos gemelos de Cartier, regalo de sus tíos y el reloj Rolex de regalo de pedida”.
La madrina apostó por el verde con un vestido palabra de honor y un poco de cola cubierto con una capa semitransparente de media altura del mismo tono. Completó el look con unos zapatos de salón cerrados en un tono crudo a juego con su bolso de mano.
La madre de la novia, por su parte, llevó un vestido hecho a medida por Marcos Luengo en color naranja con un caftán semitransparente del mismo tono y pedrería de diferentes colores en el cuello. Lo combinó con unas sandalias doradas a juego con el bolso de Chanel. “Para el calor llevó un abanico como el mío, pero de color naranja, que le quedaba perfecto con su vestido”, añade Mada.
La ceremonia y la celebración
“Para nosotros esta parte de la organización fue la más fácil. Teníamos claro que queríamos celebrar tanto la ceremonia como el banquete y la fiesta en el mismo sitio y esto lo hizo posible el Palacio del Negralejo. Allí pudimos oficiar una ceremonia religiosa al aire libre en el Jardín de Boxes, un espacio consagrado al aire libre donde pueden realizarse este tipo de celebraciones. Además, Palacio del Negralejo cuenta con una pequeña ermita donde pueden oficiarse ceremonias religiosas en interior, la ermita de San Antonio”.
“Ya habíamos estado en otras bodas en Palacio del Negralejo y les conocemos. Es un sitio que enamora nada más entrar y su equipo hace posible todo lo que se te ocurra. El Palacio del Negralejo tiene sus raíces en 1790, cuando una familia levantó su residencia campestre sobre las ruinas del castillo de Negrales. Conserva un aire señorial y exclusivo y al mismo tiempo rural y acogedor que cautiva”.
“¡Quedó tan bonito, todo verde con las flores blancas!”
“Además, para la música de la ceremonia contamos con Trio Concuerda, un grupo de piano, violín, violonchelo y un tenor. ¡Maravilloso!”
“Lo bueno de hacer todo en esta finca es que al terminar la celebración los invitados en unos poco pasos llegaron al Jardín de la Rosaleda, la zona donde hicimos el coctel. Es un jardín precioso lleno de árboles centenarios con la fachada del Palacio de fondo”.
“Lo llenamos de luces gracias a Luces de Cuento y creamos una zona chillout con sofás de la empresa Cashmere. Para la fiesta queríamos usar este mismo jardín, pero el clima nos lo impidió, asi que tuvimos que cambiar los planes un par de días antes. No hubo problema, porque este espacio siempre tiene un plan B de la misma calidad que el A, por lo que no fue difícil tomar la decisión. Al final, la lluvia nos respetó hasta terminar el cóctel”.
“Después pasamos a La Rosaleda. Este lugar único es un espacio acristalado mirando el jardín, que cuenta con una gran cúpula retráctil que puede abrirse para disfrutar de la brisa primaveral o de las noches estrelladas o cerrarse en el caso de mal tiempo, como fue esta ocasión. Una vez más Luces de Cuento puso su toque mágico llenando de lucecitas la zona de la cena”.
“El salón del banquete no podía estar más bonito. El menaje de mesa con todas las flores, los manteles de color topo mezclados con el estampado de flores a juego con las servilletas… Todo estuvo perfecto. Toda la decoración de las mesas la cogimos en Options”.
“La verdad es que fue un proceso muy bonito y divertido, con un trato perfecto por parte del Palacio del Negralejo. No necesitamos contar con wedding planners, ya que el equipo nos apoyó en cada etapa de la organización”.
“Para terminar, la fiesta la acabamos haciendo en el mismo sitio de la cena. Retiraron las mesas en un momento transformando el espacio y ¡a bailar gracias a Kike Av, nuestro Dj y amigo que nunca falla”.
“Desde entonces, la frase que más repetimos es: ¡Quiero repetir ese día!”
Las invitaciones y los detalles para los invitados
“Las invitaciones fueron obra de Kuramae, de la mano de Adela y Rocío. Las conocimos porque unas amigas mías habían hecho las invitaciones con ellas y coincidíamos en que hacían unos diseños preciosos. Optamos por los sobres en un tono verde y un forro lleno de flores abstractas, con colores similares al diseño floral de la boda. Dentro incorporamos un dibujo en acuarela del Palacio del Negralejo. ¡Quedó precioso!”
“Para nuestros padres encargamos dos pañuelos con una frase bordada. Quedó muy bonito. A las madres no les podían faltar sus ramos de floresn al ritmo de ‘’Mamma Mía’’.
El momento más emotivo
“La verdad que de ese día la mayoría de los momentos fueron emotivos, pero, por recordar alguno de los más importantes y en los que coincidimos los dos, quiero mencionar el paseo hacia el altar de la mano de mi padre. Ver al final del todo a Fernando emocionado fue muy especial”.
“Otros momentos que recuerdo mucho fue cuando bailé con mi padre ‘You’re the first, The last, My everything’, de Barry White, y con Fernando ‘Si nos dejan’, de Luis Miguel. Preparamos los dos bailes y nos lo pasamos pipa”.
“Los fotógrafos encargados de captar estos y otros momentos fueron Plataforma. Les seguí en Instagram y me encantó su trabajo, no podían faltar en un día tan especial. ¡Todavía no puedo dejar de mirar las fotos!”
Luna de miel
“El viaje lo teníamos claro antes de estar prometidos incluso. Queríamos conocer Japón y eso hicimos, ¡nos encantó, esperamos volver muy pronto! Y para terminar el viaje y descansar un poco, acabamos con una semana en Bali. Fue perfecto”.
