Andrea y Víctor son los encargados de protagonizar la boda de la semana. El amor de esta pareja se remonta a su época universitaria. Y es que fue en un taller de radio donde cruzaron sus miradas por primera vez. Desde entonces, no se han separado. Tanto es así, que, hoy por hoy, trabajan juntos en el mundo de los espectáculos y la publicidad.
Su enlace tuvo lugar el pasado 8 de septiembre, en Madrid, en la céntrica iglesia de San Manuel y San Benito. Se trasladaron más tarde a El Cortijo de Mónico, una de las fantásticas fincas de las que dispone el Grupo Mónico.
La celebración de la boda de Andrea y Víctor:
El lugar elegido para la celebración no dejó a nadie indiferente. Se trata de El Cortijo de Mónico, una casa de campo de estilo andaluz, característica por su indiscutible encanto. Ubicada en Majadahonda, esta finca estuvo dedicada en sus orígenes a la cría y doma de caballos. En la actualidad, ha sido acondicionada con un mimo exquisito para seguir manteniendo toda su magia inicial, pero proporcionando al mismo tiempo la mayor comodidad y una impecable elegancia, plasmada en cada detalle.
El Cortijo de Mónico dispone de un espectacular jardín de casi 30.000 metros cuadrados, un escenario perfecto, responsable de acoger a los invitados de Andrea y Víctor.
Esta boda se vistió del estilo rustic chic, una tendencia muy innovadora que el Grupo Mónico ha hecho suya y que consiste en llevar a cabo una celebración con un toque más desenfadado, algo menos protocolaria, pero en donde todos y cada uno de los detalles están extremadamente cuidados.
El catering preparado y servido por Mónico Catering dejó un excelente sabor de boda tanto a los novios como a sus invitados.
– El outfit de la novia:
Andrea lució un diseño exclusivo de la firma Lamaryé, que como no podía ser de otra forma la convirtió en el centro de todas las miradas. De manga larga de gasa, el elemento estrella del traje de la novia fue la apertura de la espalda en forma de pico, bordeada con un maravilloso encaje chantilly. Acompañó su outfit con zapatos de Flor de Asoka, marca especializada en bodas, cuya fabricación es 100% española. Para los complementos de joyería se decantó por Besany, propiedad de una de sus amigas.
– Look beauty:
Para el maquillaje y peluquería, Andrea optó por ponerse en las manos de dos grandes profesionales: Pilar Llorens y Pilar Oliva respectivamente. Otros elementos relacionados con la estética de nuestra novia se deben a Charo Hernández.
– El novio:
Para vestirse en el día de su boda, Víctor se decantó por un traje del diseñador vasco Lander Urquijo. Lo complementó con zapatos de Carmina y unos gemelos personalizados de la joyería Besany.
– El ramo y la decoración floral:
Las floristas de Aflore mío fueron las encargadas de confeccionar el ramo de Andrea y de decorar El Cortijo de Mónico con espectaculares flores, a las que añadieron otros detalles como velas, creando así un ambiente muy romántico, idóneo para este día tan especial.
– Las invitaciones:
La propia novia se encargó del diseño de las invitaciones. Estas fueron personalizadas con una A y una V, las iniciales de los nombres de la pareja.
– Los momentos más emotivos:
A Andrea le cuesta quedarse con uno: «¡Hubo muchos!», comenta. Entre los que más la conmovieron están: los discursos de sus familiares y amigos; un baile que hicieron los amigos de Víctor, que puso a bailar a todos los invitados; la entrega del ramo a su hermana; y una emocionante pedida de mano a una de las asistentes.
– Fotógrafo y videógrafo:
Para la realización de las fotografías, Andrea y Víctor confiaron en Prisma Blanco. De grabar en vídeo se encargó David Rodríguez, al que los novios describen como “muy, muy pro”.
– Luna de miel:
Tras tantas horas de organización y nervios que supone una boda, ¿qué sería de las parejas si no pudieran disfrutar de unos días de un más que merecido descanso? Para su luna de miel, Andrea y Víctor pusieron rumbo a las Islas Jónicas en Grecia.
¡Os deseamos que seáis inmensamente felices!