Falta de sueño, sentimiento de soledad, problemas de autoestima… Las consecuencias de vivir sin sexo son más de las que imaginas, ¡y te las vamos a contar una por una!
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¿Podemos vivir sin sexo? La respuesta es sí, pero esto no significa que no vaya a afectarnos. Sin embargo, hay que diferenciar entre las personas que no sienten deseo ni necesidad y las que sí. Estas segundas son las que sufren las consecuencias de vivir sin sexo, llegando a afectar a sus emociones e, incluso, a su salud. ¿Cuáles son? ¡Te las contamos!
Consecuencias de vivir sin sexo:
Debilita tu sistema inmunológico. Según varios estudios, mantener relaciones sexuales es uno de los mejores ejercicios cardiovasculares. Pero, no sólo eso. El sexo, además, genera inmunoglobina A, uno de los anticuerpos que nos protege de los resfriados y que aumenta un 30% sus niveles si practicamos sexo 2 veces por semana.
Problemas de autoestima. La falta de relaciones puede hacer que tu autoestima sea más baja de lo normal, provocando inseguridades en ti misma y afectando en tus relaciones sociales. Además, el no tener este tipo de experiencias provoca una insatisfacción que puede derivar en depresión o ansiedad. Esto no significa que el sexo sea la medicina para una enfermedad mental, pero sí actúa como co-ayudante.
Disminuye la concentración. La concentración y la memoria están directamente relacionadas con la frecuencia sexual. ¿Por qué? Porque el sexo libera dopamina, un neurotransmisor que mejora la atención y controla los impulsos. Además, en mayor o en medida, la falta de sexo incrementa las fantasías, y eso siempre es una distracción.
Falta de sueño. Que duermas peor cuando no practicas sexo no es coincidencia. La actividad sexual ayuda a segregar oxitocina, una hormona muy importante para tener un sueño adecuado y placentero.
Malestares físicos. La falta de actividad sexual disminuye la producción de endorfinas y serotonina, también conocidas “hormonas de la felicidad” y famosas por actuar como un analgésico natural.
Estrés y mal humor. No tener relaciones, tenerlas por “obligación” o sin ganas afecta directamente a nuestro carácter y personalidad, especialmente en el ámbito social. Normalmente, nos volvemos más irascibles, nuestro estrés aumenta y tenemos más altibajos.
Falta de brillo en la piel. Parece increíble que el sexo pueda afectar a nuestro aspecto físico, pero es real. Cuando uno práctica sexo con frecuencia, los poros de la piel se abren, liberan las impurezas y el sudor facilitada la eliminación de toxinas.
Peligroso sentimiento de soledad. La falta de sexo, en muchas ocasiones, hace que las personas se sientan solas o pocos deseadas, lo que puede generar malos estados de ánimo que te llevan a tomar decisiones desacertadas.
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