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Recordamos la boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía

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El mundo entero tenía la mirada puesta en Atenas el 14 de mayo de 1962, el día en el que Don Juan Carlos y Doña Sofía se dijeron ‘sí, quiero’.

 

El mundo entero prestaba atención a la unión de dos de las grandes monarquías… excepto España.

Don Juan Carlos y Doña Sofía
Don Juan Carlos y Doña Sofía

La historia de Don Juan Carlos y Doña Sofía

Las vidas de Don Juan Carlos y Doña Sofía se cruzaron cuando apenas tenían 16 y 15 años, respectivamente, cuando las familias reales organizaban eventos en los que participaban los diferentes miembros de unas y otras. Sin embargo, por aquel entonces todo apuntaba a que Doña Sofía se comprometería con Harald de Noruega, mientras que Don Juan Carlos uniría su vida a la princesa italiana Maria Gabriela de Saboya. Destino o casualidad, o ambas combinadas, hicieron que finalmente todo se tornara hacia la unión de Grecia y España, y que un 12 de septiembre de 1961, en el hotel Beau Rivage de Lausana, la residencia de la abuela de Don Juan Carlos, el príncipe le pidiera su mano a la princesa.

“Amo a la princesa Sofía desde el primer momento en que la vi. Es una de las pocas mujeres que conozco capaces de llevar con toda dignidad una Corona Real”, con esa frase acalló Don Juan Carlos cualquier tipo de especulación acerca de su matrimonio.

Para poder celebrar el enlace, el Papa Juan XXlll dio su aprobación, siempre y cuando se celebrara una boda católica y otra ortodoxa. También tuvieron que contar con el visto bueno de Franco. El 10 de mayo se iniciaron las celebraciones de esta boda tan característica con una fiesta para las personalidades más jóvenes de las Casas Reales. Después, dos bailes de gala precedieron el gran día, el 14 de mayo del 62.

Así fue la boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía

Para que este enlace tuviera validez, Don Juan Carlos y Doña Sofía se debían dar el ‘sí, quiero’ hasta en tres versiones diferentes por dos motivos fundamentales en aquel entonces: la religión y el régimen franquista.

Eran las diez de la mañana y veintisiete familias reales aguardaban el gran acontecimiento en la catedral católica de San Dionisio. A su alrededor, más de cuarenta mil claveles rojos y amarillos decoraban el templo.

Don Juan Carlos y Doña Sofía
Don Juan Carlos y Doña Sofía
Los novios

Don Juan Carlos vestía el uniforme de teniente de la Infantería del Ejército de Tierra junto a todas sus condecoraciones: el Toisón de Oro, las placas de la Orden de Malta y de la Orden griega y el collar de Carlos lll.

Por su parte, la que por aquel entonces tenía el título de princesa, lució un diseño espectacular de Jean Dessès. ‘’Su vestido de novia era un sueño de encaje sobre el cual, cayendo desde su cabeza hasta el suelo, llevaba mi velo nupcial, también de encaje’’, dijo entonces la reina Federica de Grecia, madre de la princesa Sofía. Jean Dessès también diseñó los trajes que lucieron las ocho damas reales que se encargaron en todo momento de salvaguardar el velo de la novia: Irene de Grecia, Irene de Holanda, Alejandra de Kent, Benedicta y Ana María de Dinamarca, Ana de Francia, la Infanta Pilar y Tatiana Radziwill. La futura reina de España eligió una preciosa tiara de diamantes que le regaló su madre y que utilizó para sujetar el velo. Una fabulosa tiara que también lució una imponente princesa Letizia en su boda con Felipe Vl.

Don Juan Carlos y Doña Sofía
Don Juan Carlos y Doña Sofía
Una boda real en tres idiomas

Don Juan Carlos y Doña Sofía son, hasta el momento, la única pareja real que ha dicho ‘sí, quiero’ en tres ceremonias diferentes en tres lenguas diferentes: español, griego y latín.

La segunda ceremonia, la ortodoxa, se ofició en la Catedral Metropolitana de Atenas a través del rito de las coronas sobre las cabezas de los novios.

Don Juan Carlos y Doña Sofía
Don Juan Carlos y Doña Sofía

En torno a las 12 de la mañana, los novios se trasladaron hasta el Salón del Trono del Palacio Real para darse su tercer y último ‘sí, quiero’ a través de una ceremonia civil.

La anécdota más curiosa de la boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía fue que, por aquel entonces, era necesario pedir permiso a los progenitores para poder dar el ‘sí, quiero’. Algo que a la joven Sofía se le había olvidado por completo. Fue ya en la ceremonia cuando se percató y, nerviosa, echó a llorar, momento en el que Don Juan Carlos le prestó su pañuelo. Una anécdota que se volvió a revivir en la boda de la Infanta Elena durante su boda con Jaime de Marichalar.

La luna de miel

Don Juan Carlos y Doña Sofía gozaron de una espléndida luna de miel que comenzó en Spetsopoula, una isla privada del magnate y multimillonario griego Stavros Niarchos. Después, Don Juan Carlos y Doña Sofía recorrieron diferentes puntos alrededor del mundo a bordo de un yate que también les prestó el magnate.

Don Juan Carlos y Doña Sofía
Don Juan Carlos y Doña Sofía

Todo fue distinto cuando los recién casados llegaron a España. Por aquel entonces, Don Juan Carlos y Doña Sofía no tenían papel social que desempeñar. Una joven Sofía sacó a relucir habilidades propias de las mejores reinas y se quiso ganar el favor del caudillo agradeciéndole personalmente su presencia en la boda.

La dictadura franquista boicoteó las imágenes de la boda en España

Y es que, por aquel entonces, la boda entre Don Juan Carlos y Doña Sofía era algo que en España carecía de interés. No por parte del pueblo, pero sí para aquel régimen franquista que no tenía previsto, bajo ningún concepto, cambiar el estilo rígido con el que gobernaba el país en los años 60. La dictadura impuso una dura censura a toda la boda y eliminó todas las imágenes de aquel 14 de mayo. Sin embargo, esto no impidió que el caudillo obsequiara a la princesa Doña Sofía con un singular y excelente collar floral.

Cincuenta y ocho años después de aquellos tres ‘sí, quiero’, Don Juan Carlos y Doña Sofía han protagonizado numerosos escenarios. Algunos favorables, como la entereza por parte de los monarcas para dirigir España hacia la democracia, y otros muchos ciertamente cuestionables, como los continuos rumores por parte del Rey Emérito al respecto de su vida extramatrimonial. Sin embargo, Doña Sofía ha reinado España con un temple y una elegancia admirables. Tal y como dijo la abuela de Don Juan Carlos, “Por más reveses que le hubiera dado la vida, siempre había tenido claro que mejor que ser una amargada, era volverse una sabia”. Y no nos cabe ninguna duda que Doña Sofía siguió este consejo al pie de la letra.

Don Juan Carlos y Doña Sofía
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