¡Hola gente enamorada! Antes de empezar con el segundo capítulo de esta locura, quiero daros las gracias por todo el apoyo y cariño que estoy recibiendo. Hoy os cuento mi historia de amor (¡ojo!, que es bastante bonita).
Como ya sabéis, soy fotógrafa y por 2013 me encontraba preparando una exposición llamada #tiosquemolan. En mi búsqueda de prendas para los hombres que la protagonizarían, apareció Bagger Off, una firma murciana de camisas. ¿Y quién estaba al frente de la comunicación? ¡Mi futuro marido! Tras varias llamadas, me citó para una reunión informal y terminar de darle forma a la colaboración. Llegué a la cita y allí estaba él, con su look de señorito andaluz y proponiendo ser el planchador de camisas oficial de la sesión. ¡Un chico que sabe planchar!
Llegó el día de la sesión y, como entre foto y foto nos sobraban cuarenta minutos, pudimos ir conociéndonos. Me impresionó su carácter emprendedor, con tan sólo veintidós años ya tenía dos empresas que había creado de la nada (la otra era chequealo.es) pero no le pillaba el rollo por ningún lado. Por momentos me parecía que le gustaba pero luego me desconcertaba.
Cuando terminó el shooting, me invitó a cenar a una pizzería frente a la catedral. Una noche de septiembre bastante mágica, de olor a verano, de poca luna y muchas estrellas. De postre, un paseo por mi Murcia bonica cogida del brazo cual señora. Me acompañó a casa y se despidió con dos besos.
El comienzo de mi historia de amor
Al día siguiente, un «Buenos días bonica» me esperaba en la pantalla de mi Iphone 3G. Me proponía ir a la Feria de Murcia a comernos una panocha, pero por cuestión de agenda no pude quedar con él. Así que, a los dos días nos volvimos a ver en una cena con amigos, donde románticamente me cogió la mano por debajo de la mesa. Terminamos en el bar de moda, agachados bajo la multitud que abarrotaba el local. Nos olvidamos del resto y nos perdimos caminando de la mano, como si toda la vida la hubiéramos pasado juntos. De nuevo una despedida sin beso, ¡no entendía nada!
Nuestra siguiente cita, terminó por fin con el deseado beso. Un beso que no me parecía nuevo, unos labios que encajaban perfectos en ritmo y tiempo, como si de los míos propios se trataran. Nunca había conocido a alguien tan igual a mi. Coincidíamos en mil cosas, desde haber asistido al mismo campamento de pequeños, a cumplir los años con un día de diferencia. Habíamos llevado vidas totalmente paralelas y, sin embargo, nunca nos habíamos cruzado. (En una ciudad tan cercana como es la mía eso es casi imposible).
Mi historia de amor, ¡nos casamos!
Supongo que así es el amor, mágico e inesperado. Una persona que te suma y te potencia, que te acompaña y te complementa. Que, a día de hoy, es la persona con la que más tiempo he compartido y espero que sigamos caminando juntos siempre. Mi mayor proyecto.
De mi chico me gusta todo, que me hace reír todo el rato aunque parece un tipo muy serio, que es romántico sin ser cursi, que es elegante y masculino, que sabe como hacerme rabiar y como alegrarme el día… La clase de persona que lo deja todo por buscar durante tres días a tu perro perdido o la persona que te pide que te cases con el, simplemente por hacerte feliz. Así es él, mi persona favorita, un ejemplar en peligro de extinción.
¡Espero que te haya gustado mi historia de amor! Nos vemos en el próximo post y hasta entonces ¡que viva el amor!